El sector del hidrógeno se enfrenta a un año decisivo en 2025, con expectativas altas en torno a la toma de decisiones finales de inversión y el marco regulatorio que definirá su desarrollo en España.
Según Brais Armiño Franco, socio de AtlantHy, este será un periodo crucial para determinar si los proyectos actuales prosperan o se estancan: «Muchas empresas decidirán si siguen o no con sus departamentos de hidrógeno, dependiendo de la claridad del mercado y de las señales regulatorias», manifiesta.
Uno de los hitos clave será la transposición de la Directiva de Energías Renovables (RED III) a la normativa española. Este marco normativo exigirá cuotas de consumo de hidrógeno en la industria, establecerá incentivos y penalizaciones, y delineará las condiciones para cumplir con los objetivos europeos.
“Espero que la RED III aplique incentivos, no penalizaciones, y que sea muy exigente con el desarrollo de parques renovables en plazos cortos”, sostiene el analista en diálogo con Energía Estratégica España.
Por su parte, el acto delegado de hidrógeno hipocarbónico se presenta como otro componente esencial en el panorama regulatorio.
Aunque aún está en fase de redacción, el socio de AtlantHy considera que puede aportar claridad a los proyectos y opina que “el borrador dio una pequeña alegría, pero es necesario que este acto se materialice con una correlación a dos años vista”.
A nivel de proyectos, el mercado está a la espera de señales positivas. El referente estima que en 2025 se cierre 1 GW en decisiones finales de inversión, un objetivo ambicioso que refleja el interés en desarrollar grandes iniciativas de hidrógeno verde.
Este volumen incluye proyectos emblemáticos de empresas como Moeve, Repsol e Iberdrola, además de iniciativas financiadas por programas de ayudas y subastas.
Sin embargo, la competitividad internacional sigue siendo un desafío. A pesar de los avances, España enfrenta obstáculos en la ejecución de las inversiones.
“Se ha visto que desarrollar una planta en España no es tan fácil como imaginábamos y estamos viendo que se cierran multitud de proyectos importantes a nivel mundial”, reflexiona el analista.
Por este motivo, Armiño Franco también destaca la importancia de que el gobierno español evite decisiones que desincentiven el desarrollo del sector, como el “impuestazo energético”, ya que las empresas “necesitan un marco claro que permita definir modelos de negocio sostenibles respaldados por incentivos y regulaciones sólidas”.
Segunda subasta
La segunda subasta europea de hidrógeno renovable, organizada por la Comisión Europea, se abrió el 3 de diciembre de 2024 y permanecerá abierta hasta el 20 de febrero de 2025.
Con un presupuesto de hasta 1.200 millones de euros, esta subasta busca impulsar la producción de hidrógeno renovable en Europa, ofreciendo a los licitadores seleccionados una prima fija en euros por kilogramo de hidrógeno producido durante diez años.
Asimismo, España ha mostrado su compromiso al adherirse al mecanismo de Subastas como Servicio (AaaS), asignando entre 280 y 400 millones de euros del Plan de Recuperación y Resiliencia.
Este enfoque no solo refuerza el liderazgo español, sino que también facilita la superación de barreras clave, como la falta de una demanda consolidada y la necesidad de un marco regulatorio claro y estable que transforme el interés en proyectos competitivos.
«Este tipo de subastas son fundamentales para proporcionar las señales de mercado necesarias que animen a las empresas a seguir invirtiendo en hidrógeno, especialmente en un año tan crítico como 2025», concluye Armiño Franco.
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