A comienzos de mayo se dio a conocer que un grupo empresarial valenciano, NRG investment, planea instalar una planta de fabricación de paneles solares, invirtiendo cerca de seis millones de euros.

Según prevén, este emplazamiento estaría en funcionamiento en menos de un año, y se ubicaría en la Comunitat Valenciana.

Uno de los objetivos de este emprendimiento es reducir la dependencia de España, y de Europa, de los componentes de origen chino para esta tecnología.

Este mercado es dominado por empresas del país asiático, que acaparan buena parte de los paneles solares distribuidos alrededor del mundo provienen de ese país.

¿Es posible que España pueda competirle tecnológicamente a los grandes fabricantes de China?  Jorge Donoso, presidente de la Unión Española Fotovoltaica (UNEF), en diálogo con Energía Estratégica, opina que valdrá la pena intentarlo.

“El mundo ha cambiado después de la pandemia de Covid-19 y de la invasión de Rusia a Ucrania, y que les ha enseñado que hay situaciones en las que el comercio internacional se interrumpe”, introduce el dirigente.

Y amplía: “Entonces, en un elemento clave para la transición ecológica como es la energía fotovoltaica, no podemos correr el riesgo de que en el futuro se pudiera paralizar todo por una circunstancias distópicas de este tipo”.

El directivo comenta que, al igual que antes se hablaba de reservas estratégicas de petróleo, ahora se deberían plantear las reservas estratégicas tecnológicas. Que sean capaces de fabricar una cantidad de tecnología, para que el mercado funcione, al menos en condiciones mínimas.

“En este sentido, entendemos que en España tenemos un 65% de todo los componentes necesarios para el proceso de fabricación. Nos falta ese otro 35%. Para España y Europa sería interesante tener esa reserva de capacidad tecnológica”, asegura Donoso.

No obstante, considera que la fábrica de paneles que pudiera instalarse en el país deberá ser económicamente sostenible, “si no, no tendría sentido”, aclara. Explica que si bien podrían llegar ayudas de los fondos Next Generation, un empujón para las asignaciones iniciales, luego debe mantenerse por sí misma.

“No puede una iniciativa de estas características, estar dependiendo constantemente de las ayudas públicas, porque los hemos visto en nuestro país, los gobiernos cambian, las formas de pensar cambian, y la industria no puede estar pendiente de esos vaivenes”, advierte el ejecutivo.

En este sentido, remarca que la industria tiene que asegurar su sostenibilidad y que la competitividad con las empresas chinas debe basarse en innovación tecnológica, y en la calidad del producto.

“Lo que se está haciendo ahora es analizar todos los elementos para ver si somos capaces de poder tener una industria nacional o una europea, que sea capaz de ser sostenible sin ayudas públicas”, cierra el titular de la UNEF.