«Este apagón no va a frenar las renovables; por el contrario, va a traer cosas buenas», manifiesta el Senior Principal de AFRY, Javier Revuelta, al referirse al momento de “tensión 0” del 28 de abril, cuando la demanda cayó a cero en todo el país, generando impactos operativos y económicos sin precedentes.
El valor de las pérdidas de la energía no suministrada fue estimado por los analistas de AEPIBAL hasta los 3.000 millones de euros.
La cifra surge de una valoración de 22.000 €/MWh aplicado a una pérdida de unos 138 GWh. “La energía no servida en un solo día compensa llenar España de baterías y compensadores síncronos”, afirma el asesor de AEPIBAL y ejecutivo de Alantra, Jose Manuel Menendez.
Blackout total: causas, consecuencias y soluciones
Entre las conclusiones que compartieron los expertos en la Open Session, se destaca que el sistema, al momento del evento, operaba bajo condiciones de estabilidad dentro de lo esperable para la primavera: alta penetración renovable, baja demanda y menor presencia de generación síncrona.
“Desde el punto de vista técnico, el sistema no vivía nada extraordinario”, aclara Chema Zabala, asesor de Alantra.
Las causas exactas del apagón aún no están determinadas, pero coincidieron en que pudo tratarse de una combinación de oscilaciones de frecuencia y tensión, además de una desconexión en cascada de inversores fotovoltaicos.
“Lo que se está descartando es que la fotovoltaica haya sido la culpable”, aclara Revuelta.
Desde una perspectiva técnica, los inversores —especialmente los grid following— no pueden originar oscilaciones, ya que siguen la frecuencia y tensión de la red. Sin embargo, su capacidad de respuesta ante perturbaciones es limitada. “Sin nuevos firmwares o servicios habilitados, simplemente se desconectan”, desarrolla Eugenio Domínguez, vicepresidente de AEPIBAL y CEO de Hesstec.
El rol del almacenamiento y el grid forming
El almacenamiento emerge como una pieza esencial para evitar apagones similares. Los especialistas diferenciaron entre dos necesidades: baterías grandes para integrar renovables, y baterías pequeñas, inteligentes y distribuidas para responder a oscilaciones críticas en milisegundos.
“Es necesario distinguir volúmenes, ubicación y tipo de respuesta. España necesita ambas cosas: baterías para integrar renovables y otras para estabilidad local y rápida”, plantea Revuelta.
La tecnología grid forming es central en esta ecuación. A diferencia de los sistemas actuales (grid following), permite que el inversor actúe como generador de tensión y frecuencia, aportando inercia sintética y control activo.
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“Estas soluciones pueden evitar que el sistema se nos vaya de frecuencia o tensión y que ocurran efectos en cascada como el del 28 de abril”, remarca Domínguez.
En este sentido, la reconfiguración del sistema operativo y la actualización del parque de inversores ya instalado también aparecen como urgentes.
Nuevos mercados para nuevos servicios
Para que estas tecnologías se implementen, será imprescindible crear mecanismos de remuneración específicos, advierte Pedro Basagoiti, Director de Tecnología, Innovación y Nuevos Desarrollos en OMIE. “El almacenamiento puede actuar como generación y como demanda, algo clave en momentos críticos”, subraya.
Ya existen antecedentes internacionales como el Reino Unido, donde los proyectos con grid forming participan en un mercado de inercia y estabilidad.
En España, en cambio, aún falta definir cómo se remunerarán servicios como el damping, la inercia sintética y el control de tensión local.
La creación de un mercado específico de estabilidad y el desarrollo de señales de precios adecuados son pasos esenciales.
“El almacenamiento no puede depender solo del arbitraje de energía, sino de la prestación de servicios avanzados y localizados”, sostienen desde Alantra.
Opinión unánime: las renovables no son el problema
Todos los expertos fueron contundentes en exonerar a las renovables como causa del apagón. “El problema no es tener 18 o 27 GW fotovoltaicos. El problema es con qué elementos contamos para que se comporten bien ante una falta”, explica Revuelta.
La falta de herramientas de estabilidad, y no la generación renovable en sí, es el origen de la vulnerabilidad del sistema. La tecnología, insisten, ya existe. Falta aplicarla, escalarla y financiarla.
“La transición energética necesita respaldo técnico y económico. Ya no es sólo una cuestión de integración de renovables, sino de mantener el sistema en pie ante eventos críticos”, resume Domínguez.
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