Mucho se habló en las últimas semanas del sentido de la incorporación de la nuclear y del gas natural a la taxonomía verde tras el voto positivo del Parlamento Europeo.

¿Por qué no se opusieron y por qué se considera importante que estas fuentes de energía sean incluídas? Grandes debates existen en torno a este tema y mientras algunos respaldan esta decisión por la necesidad de financiamiento a las plantas para reducir costes de la energía, otros sostienen que es un retraso en el camino de transición energética.

“Este voto fue una victoria pírrica”, opinó Marcelo Mena, CEO de Global Methane Hub, durante una entrevista en el marco del Latam Future Energy en Santiago de Chile, organizado por Energía Estratégica e Invest in Latam.

El ejecutivo afirmó que era una muy mala noticia que Europa haya decidido “seguir financiando este chantaje, en lugar de multiplicar el compromiso por la independencia energética”.

Explicó que, si bien el gas natural es llamado a ser el ‘energético de transición’, debido a que en su combustión genera menos emisiones que otros combustibles fósiles, las tasas de fuga en sitios como Rusia o el sudoeste de los Estados Unidos son tan altas que en los ciclos de vida de extracción de un pozo se termina emitiendo “más gases de efecto invernadero que el mismo carbón”.

“Esto pone en cuestionamiento qué tan aceptable es el gas para una transición energética que perpetúe las fuentes de energía fósiles hacia adelante”, observó Mena.

Almacenamiento en lugar de gas

Tal y como lo ejemplificó el CEO de Global Methane Hub y exministro de Ambiente de Chile, “países como Ucrania, miran con decepción esta decisión porque es perpetuar un modelo que ha favorecido este estado de los combustibles fósiles”.

La consideración como verdes de la nuclear y del gas natural les abre la puerta a más y mejores fuente de financiamiento para proyectos de estas tecnologías, ya que muchos fondos y bancos no acompañan inversiones que no cumplan la taxonomía verde europea.

En este contexto surge un concepto que analistas y expertos utilizan para mostrarse en contra de esta iniciativa, que es: “greenwashing” o “lavado verde”.

Esto hace referencia a que se utiliza esta etiqueta para atraer más dinero a las compañías o instituciones que no aún emiten considerables niveles de CO2.

La Agencia Internacional de Energía indica que la subestimación de las emisiones del sector energético con el metano alcanzan hasta un 70 por ciento y, por tanto, no existiría ese puente de gas natural hacia un mundo más justo y verde.

“Es una verdadera barricada la idea de que el gas es el combustible de transición hacia las renovables”, resaltó Mena y describió que el cambio de infraestructura será complejo y de largo plazo. Por eso cree que es necesario cuestionarlo de la misma forma que se hizo con el carbon en su momento.

Según el referente de Global Methane Hub, para alcanzar un modelo 100 por ciento renovable será necesario invertir en almacenamiento que permita flexibilizar la conexión y el acceso a la energía y organizar subastas que reflejen esto.

“Nosotros en Chile sabemos hace más de seis años de que el modelo de subastas canibaliza a la energía renovable”, advirtió el experto sudamericano respecto a la falta de oportunidades que se le dan a las energías de base debido a que no pueden competir por precios frente a proyectos eólicos y solares fotovoltaicos.

Este escenario genera que las energías renovables variables luego tengan que respaldarse con energía fósil, lo que bloquea la oportunidad a otro tipo de fuentes de energía limpia capaz de despacharse las 24 horas del día.