La suspensión del proyecto de acero verde de ArcelorMittal en Gijón, Asturias, ha encendido las alarmas sobre la viabilidad económica de las iniciativas españolas que dependen del hidrógeno renovable.
Pese a recibir una subvención de 450 millones de euros del PERTE de Descarbonización Industrial, el gigante siderúrgico ha detenido la iniciativa debido a los altos costes y la falta de demanda asegurada, un problema que podría afectar a otros proyectos similares.
En diálogo con Energía Estratégica España, desde la compañía manifestaron que se tomó esta decisión finalmente porque “la política europea, el entorno energético y de mercado no han evolucionado en una dirección favorable”.
Asimismo, manifestaron que “el hidrógeno verde está evolucionando muy lentamente hacia su condición de fuente de combustible viable y la producción de DRI a partir de gas natural en Europa todavía no es competitiva como solución provisional”.
El uso de hidrógeno en la industria del acero requiere de precios altamente competitivos para ser viable.
“El acero necesita hidrógeno a precios de entre 2 y 3 euros por kilogramo para ser rentable. Sin esos niveles, los proyectos no pueden sostenerse”, explica a este medio Brais Armiño Franco, socio de AtlantHy.
En este caso, los costes iniciales del proyecto se duplicaron, superando con creces los 400 millones de euros presupuestados inicialmente en el proyecto que participó del PERTE.
Un problema estructural para el hidrógeno en España
La problemática no se limita al caso de ArcelorMittal. Según Marcos Rupérez Cerqueda, ingeniero y consultor de hidrógeno, “varias iniciativas españolas han solicitado subvenciones sin realizar un análisis realista de la rentabilidad”.
La falta de off takers agrava la situación y añade: “Sin compradores que garanticen un mercado para estos productos verdes, las iniciativas no tendrán futuro”.
El PERTE de hidrógeno renovable se diseñó para posicionar a España como líder en la transición energética, pero este caso expone las grietas en los modelos de negocio que sustentan los proyectos. Muchos dependen de un aumento esperado de la demanda de productos verdes que, por ahora, no se materializa.
Una realidad de mercado desigual
Además de los retos internos, los proyectos en España enfrentan la presión del mercado global. En sectores como el del acero, China domina con precios significativamente más bajos, desplazando a los productores europeos.
Según ArcelorMittal, esta competencia, sumada a la falta de avances en política y regulación, dificulta justificar económicamente las inversiones.
En un comunicado reciente, la compañía señaló que los proyectos de reducción directa del mineral de hierro (DRI), clave para descarbonizar la producción de acero, se basaron en la premisa de un entorno político, tecnológico y de mercado favorable.
Sin embargo, las condiciones actuales no cumplen con esas expectativas. Según Aditya Mittal, CEO de la compañía, “necesitamos un marco regulatorio que permita la competitividad del acero con bajas emisiones en Europa. Sin él, las inversiones no son viables”.
Subvenciones y realidades: un equilibrio frágil
El Gobierno español mantiene su compromiso con el proyecto de Gijón, incluso si otro actor debe asumir su ejecución. Sin embargo, el caso de ArcelorMittal demuestra que las subvenciones, por sí solas, no garantizan el éxito. La dependencia de ayudas públicas sin un mercado consolidado pone en riesgo otros proyectos del programa.
Rupérez advierte: “Muchos proyectos en España caerán si no existe una obligatoriedad regulatoria para consumir productos asociados al hidrógeno verde”.
Para evitar un fracaso masivo, será esencial garantizar la viabilidad económica y fortalecer los compromisos de mercado.
El caso de Gijón es un síntoma de un problema más amplio. La entrada del hidrógeno renovable en la industria debe seguir un orden lógico, según Armiño: “No porque se pueda usar hidrógeno significa que sea viable hacerlo de inmediato. Hay que garantizar una estructura económica sólida antes de avanzar”.
Mientras tanto, la falta de un marco político robusto y la débil demanda de productos verdes complican la ejecución de estos proyectos.
A pesar de estos desafíos, ArcelorMittal sigue comprometida con sus metas de cero emisiones netas para 2050 y con otras inversiones en Europa, como la modernización de su planta en Sestao.
Sin embargo, la compañía espera avances en políticas clave, como el Mecanismo de Ajuste en Frontera por Carbono (CBAM), antes de tomar decisiones finales.
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