España se encuentra en una posición estratégica dentro de la transición energética global, pero enfrenta retos considerables en su avance hacia un sistema sostenible. Aurora Energy Research, en diálogo con Energía Estratégica España, detalla las expectativas a mediano y largo plazo, identificando puntos clave para cada tecnología renovable y los desafíos asociados.

1. Eólica offshore: un sector con gran potencial

La energía eólica marina será una de las protagonistas del futuro energético español. El Gobierno ha aprobado los Planes de Ordenación del Espacio Marítimo (POEM), asignando 5.000 km² a zonas prioritarias para esta tecnología, con una capacidad total estimada de 15.000 MW. Estas áreas, distribuidas entre las regiones noratlántica, levantino-balear, sudatlántica, Estrecho-Alborán y canaria, serán clave para la expansión del sector.

Según detallan desde Aurora, «a partir de 2025, se espera un aumento significativo en la inversión en proyectos offshore, incluidos los de tecnología flotante. Sin embargo, la falta de experiencia en esta tecnología en España y la necesidad de infraestructuras adecuadas plantean retos críticos».

La creación de marcos regulatorios y el desarrollo de puertos especializados serán imprescindibles para aprovechar esta oportunidad.

2. Almacenamiento energético: una meta ambiciosa pero incierta

El almacenamiento energético es otro eje fundamental en las previsiones de Aurora. Aunque el Gobierno español ha establecido un objetivo de 12,5 GW de almacenamiento para 2030, desde la consultora se estima que solo se alcanzarán 5 GW, lo que evidencia un desfase importante.

Este déficit limitaría la capacidad de gestionar los picos de producción renovable, exacerbando problemas como la congestión de la red y el fenómeno del curtailment.

La falta de incentivos claros y la alta dependencia de tecnologías aún costosas, como las baterías de gran escala, ralentizan el avance del sector. Será crucial fomentar inversiones en sistemas de almacenamiento térmico y baterías para garantizar la estabilidad del sistema energético.

3. Energía nuclear: una transición hacia su retirada

El panorama nuclear en España cambiará radicalmente en la próxima década. Para 2029, se retirarán 5 GWh anuales de capacidad nuclear en Cáceres, y en Tarragona, la capacidad disminuirá de 3 GW a 2 GW, representando una pérdida de 24,6 TWh de producción.

En 2023, la energía nuclear representaba el 18% del mix energético español, pero este porcentaje disminuirá drásticamente con las retiradas programadas.

Aurora subraya que esta transición «podría reconfigurar significativamente los flujos de la red eléctrica y aumentar la dependencia de fuentes renovables». Además, los cambios en las políticas de la Comisión Europea podrían influir en el desarrollo de la energía nuclear, reabriendo debates sobre su papel en el mix energético.

4. Hidrógeno verde: ambición frente a realidades del mercado

España busca liderar en hidrógeno verde en Europa, con un objetivo de instalar 12 GW de capacidad de electrolizadores para 2030, superando a países como Alemania y el Reino Unido. Sin embargo, Aurora considera que solo se alcanzarán 2,5 GW, con un coste estimado de producción de 4,7 €/kg, lo que pone en duda la competitividad de la tecnología a corto plazo.

Los expertos del sector afirman a Energía Estratégica España que en 2023 este gas tuvo su pico de expectativa pero durante el 2024 todo fue en caída para las inversiones, con importantes bajas como el proyecto de acero verde de ArcelorMittal anunciado este 27 de noviembre.

Asimismo, señalan que habrá un repunte hacia 2026 cuando los primeros proyectos pilotos más avanzados puedan iniciar su producción.

El hidrógeno verde será fundamental para descarbonizar sectores industriales y de transporte pesado, pero enfrenta barreras significativas, como la falta de infraestructuras específicas y la necesidad de subsidios para reducir los costes iniciales.

5. Crecimiento global de las renovables: una tendencia imparable

Aurora prevé que la capacidad total instalada de energía renovable en España aumentará un 224% entre 2024 y 2060. Para 2030, se espera que la generación renovable alcance el 84%, con más de 100 GW de capacidad instalada. La energía solar seguirá liderando el despliegue, mientras que la eólica offshore ganará protagonismo a partir de 2040.

A largo plazo, en 2060, la generación renovable alcanzará el 95%, consolidando a España como un actor clave en la transición energética global. No obstante, la dependencia de subsidios y mecanismos como los PPA seguirá siendo un factor determinante para garantizar la viabilidad de los proyectos.

Desafíos transversales

Por último, desde Aurora se destacan factores externos que podrían impactar las proyecciones. El entorno regulatorio español, incluyendo el impuesto a beneficios extraordinarios, genera incertidumbre entre los inversores.

Además, las tensiones con comunidades locales, como las suspensiones de proyectos en Galicia, podrían replicarse en otras regiones, complicando aún más la planificación de nuevos desarrollos.

«Uno de los mayores desafíos es la falta de capacidad de la red eléctrica para absorber el exceso de generación renovable, amenazando cada vez más con un creciente curtailment, que afecta a 42 de las 47 provincias españolas, siendo Badajoz la más perjudicada, con un 20% del total», explican desde la firma y añaden que la sobreoferta energética y el limitado nivel de industrialización del país intensifican la canibalización de precios, afectando la rentabilidad de los proyectos solares, cuyas tarifas en el mercado caen frecuentemente por debajo de los niveles sostenibles.