En el mundo, se consumen anualmente 90 millones de toneladas de hidrógeno, mientras qué en España, este número está cerca del medio millón. De ese total, sólo un 5% del que se usa está hecho a base de electrólisis.

En el marco de la Conferencia Científica 2022, organizado por la Fundación Cajasol, Javier Brey Sánchez, Presidente de la Asociación Española del Hidrógeno (AeH2), comentó: “España tiene un gran potencial dentro de la economía del hidrógeno”.

Siguiendo esta idea, el directivo destacó que en el país no solo se producirá en grandes cantidades, sino que también barato: “El precio del kg estará por debajo de los €2 antes del año 2030”.

“Esto significa que va a ser competitivo con el hidrógeno fósil, con la gasolina y con el diésel como combustible alternativo, pero también, que será más barato que el gas”, explicó el ejecutivo.

Asimismo, Brey Sánchez señaló que España jugará “un papel muy importante” como exportador de hidrógeno renovable, debido a la enorme capacidad de sus energías renovables, que facilitarán la producción de este vector energético.

“Sin embargo, para esto es necesario empezar ya a desarrollar grandes plantas de producción y tejer la infraestructura que nos permita, transportarlo, distribuirlo y exportarlo”, advirtió el directivo.

En este sentido, indicó que el 3,8% de las publicaciones científicas de este vector energético y que el 15% de los proyectos europeos I+D son españoles, sólo necesitan que sean transferidos a la industria.

“Estamos viendo proyectos de producción cada vez más grandes, tanto en tierra, como incluso se plantea en altamar, para producir el hidrógeno en plantas offshore electrolisis”, remarcó el ejecutivo.

Así también, subrayó que las industrias en España están preparadas para transformarse hacia la economía del hidrógeno, pero que es necesario que estas empresas sean capaces de incorporar conocimiento de los centros de investigación y desplegar capacidades de fabricación.

Finalmente, Brey Sánchez enumeró cinco motivos por los que la economía del hidrógeno “llegó para quedarse”: En primer lugar, permite una mayor penetración de las energías renovables,  es el mejor amigo de las renovables, porque permite gestionarla, y además, que llegue a donde no llega, “no podemos hacer un avión que vuele con baterías”.

El resto de los puntos son: Su aporte a la descarbonización en todos los sectores; la madurez que posee el vector energético; la seguridad de suministro, ya que es algo es que puede producirse en España; y finalmente el coste, que en el largo plazo será competitivo con los combustibles fósiles.