Estonia, Letonia y Lituania han dado un paso histórico en su independencia energética al desconectar completamente sus redes eléctricas de Rusia y Bielorrusia, integrándose al sistema continental europeo. Este movimiento, respaldado por la Unión Europea con más de 1.230 millones de euros en financiación, fortalece la seguridad energética de la región y permite una mayor integración de fuentes renovables.
