El Centro Ibérico de Investigación en Almacenamiento Energético (CIIAE) es un proyecto, llevado a cabo por el gobierno autonómico de Extremadura, que busca impulsar el desarrollo del almacenamiento a través de la investigación.

Las obras de la planta piloto iniciaron el pasado agosto y prevén una inversión de más de 25 millones de euros, financiados por la Consejería de Educación, Ciencia y Formación Profesional y los fondos del Mecanismo de Recuperación y Resiliencia.

“Vivimos en un momento en el que la demanda de energía no deja de crecer, y nuestra dependencia de los combustibles fósiles trae consigo consecuencias graves, tanto ambientales como sociales. Y aquí es donde entra en juego la ciencia, la tecnología y la innovación en almacenamiento energético. El trabajo científico que ya se desarrolla en el CIIAE es clave para poder integrar completamente esas fuentes renovables, que a menudo son intermitentes”, asegura Javier de Francisco Morcillo, Secretario general de Ciencia, Tecnología e Investigación de Extremadura.

“Lo que buscamos es ofrecer soluciones reales y viables, a través del almacenamiento de energía, para reducir las emisiones de sectores clave como la industria, los edificios residenciales y comerciales, así como el transporte terrestre, ferroviario, marítimo y aéreo”; agrega en diálogo con Energía Estratégica España. 

Además, Morcillo asegura que con el personal científico, una infraestructura en crecimiento y una red de colaboraciones están posicionados para generar un impacto y contribuir al desarrollo sostenible “no solo a nivel extremeño, sino ibérico, europeo y global”.

El complejo científico se enfoca en tres áreas de investigación principales: la producción, almacenamiento y usos en la industria del hidrógeno verde, el almacenamiento térmico y el almacenamiento eléctrico como sistemas de batería de litio u otras alternativas como baterías de flujo redox, de metal-aire o supercondensadores.

Actualmente el CIIAE gestiona diez proyectos que ha conseguido en convocatorias competitivas regionales, nacionales e internacionales, según señala el funcionario. 

“Se está trabajando en nuevas tecnologías para el almacenamiento energético de forma termoquímica, el reciclado de las baterías eléctricas, formas alternativas de producción de sustancias químicas usando hidrógeno como materia prima, la mejora del sistema de almacenamiento energético en la industria del tomate, o la producción de amoniaco verde, por mencionar algunas”, detalla.

El proyecto prevé un edificio principal y una planta piloto la cuál finalizará su proceso de construcción a mediados de 2025 pero estará operativa un tiempo después debido a la complejidad técnica y controles de calidad y seguridad. Mientras que las obras del edificio están previstas que culminen en la primavera del 2026.

“Lo importante aquí para nosotros es garantizar que permita la adaptación de instalaciones de distinta escala de forma flexible, eficiente, y que se ajuste a los proyectos de escalado que pasen por esta infraestructura”, enfatiza Morcillo.

Innovación tecnológica

Una de las apuestas del Centro es el desarrollo de una incubadora tecnológica. Se trata de una infraestructura vanguardista para la incubación de empresas de base tecnológica y abierta a la incubación de todo tipo de proyectos de almacenamiento energético.

“La colaboración público-privada es, por tanto, es algo inherente al Centro. La creación de instalaciones singulares para el desarrollo y la demostración a escala de las tecnologías desarrolladas, ya sean en el propio centro o en otros, es uno de los grandes atractivos del CIIAE. El objetivo último es meridiano: demostrar la integración de energías renovables con los sistemas de almacenamiento, incluida la cadena de suministro de hidrógeno verde, y promover la colaboración público privada a nivel ibérico, europeo e internacional”, explica el representante del gobierno de Extremadura.

Y agrega: “Si tenemos en cuenta la situación geográfica del centro, los recursos naturales con los que tenemos la suerte de contar en Extremadura y la creciente apuesta por las energías renovables de las grandes empresas, el CIIAE es un gran punto de partida para consolidar un polo tecnológico tanto de investigación como de desarrollo empresarial”.

¿Cómo puede influir el CIIAE a nivel regulatorio?

Desde la Secretaría de Ciencia, Tecnología e Investigación señalan que el CIIAE permite influir a nivel político y regulatorio.

Un ejemplo de ello, según destaca el funcionario, es que el Consejo Europeo de Investigación (ERC por sus siglas en inglés), el mayor programa de financiación de la investigación puesto en marcha ha concedido un total de 1,5 millones de euros a Extremadura para la inversión en una investigación sobre el régimen jurídico del almacenamiento de energía.“Desde el Departamento de Hidrógeno del Centro se trabajará durante los próximos cinco años en el marco jurídico de las baterías, cuyos resultados ayudarán a configurar una nueva ley energética que regule la reducción del consumo en la Unión Europea”, enfatiza Morcillo.

Y agrega que Extremadura asumirá un rol esencial en el futuro de la regulación internacional de almacenamiento, liderando un trabajo de investigación de alcance global.

“Sabemos que las baterías son necesarias para incrementar las fuentes de energía renovables y luchar contra el cambio climático, pero dependen de materias primas críticas como el níquel, el cobalto o el litio, cuya extracción acelera la pérdida de biodiversidad y causa estragos en las comunidades locales. Y esto habrá que regularlo. De esto trata esta investigación, y es sin duda un buen ejemplo de la capacidad del centro a la hora de contribuir a nivel regulatorio, político e internacional”, concluye el secretario.