Debido a los precios récord que alcanzó la electricidad entre 2021 y 2022, y que podrían extenderse hasta 2024 y 2025, los técnicos de la Comisión Europea presentaron este primer paquete de medidas para «optimizar el funcionamiento de los mercados europeos y reducir la impacto de los valores del gas en lo pagado por los consumidores».
El debate de estas propuestas, y otras que serán presentadas, se dará el próximo 9 de septiembre, cuando la Comisión Europea tenga su próxima reunión con los Ministros de Energía, en Praga.
Dentro de este documento llamado «Non-paper on Emergency Electricity Market Interventions» (DESCARGAR), se encuentran una serie de medidas, entre las que resalta una que propone establecer un tope al precio de las tecnologías inframarginalistas.
Con esto, se evitaría que los productores de electricidad con bajas emisiones de carbono generen el coste marginal más alto, determinado por el altísimo costo del gas natural.
Esta normativa, según se detalla en el informe, puede calibrarse de modo que sea implementada como una “simple recomendación” para los Estados Miembro o de forma obligatoria.
Esta regulación se propone reducir el impacto que el precio de las tecnologías de fijación de márgenes en el mercado eléctrico, en su mayoría centrales a base de gas, tiene en los ingresos de otros generadores con costos marginales más bajos.
De acuerdo a lo que marca el documento, las energías a las que se les aplicaría este “cap” son: Las renovables, exceptuando algunos tipos de energía hidroeléctrica, biomasa y biogás; la nuclear; y las de carbón.
En este sentido, los técnicos de la Comisión Europea resaltan que esta limitación de los ingresos generaría beneficios financieros adicionales para los Estados miembros. Ya que estos, estarían obligados a compartir las ganancias resultantes con los consumidores de electricidad, con el fin de reducir las facturas.
Asimismo, explican que el tope de precios “puede extenderse a esquemas de apoyo”, en caso de que estos generen ingresos por encima del tope. La medida intervendría tras la liquidación de la subasta del mercado diario.
Además, dentro del informe se señala que no prevén que esta regulación genere un aumento en el consumo de gas, ni que tenga un efecto perjudicial en la seguridad del suministro eléctrico.
Sin embargo, también indican que esta regulación debería diseñarse de forma cautelosa para “evitar la capacidad de retención” por parte de los generadores o el bloqueo de la entrada de posibles nuevas tecnologías.
Otras de las advertencias que se presentan, habla de que un posible impacto en proyectos renovables no subvencionados, que podrían verse “desalentados” por unos ingresos de mercado menores.
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