Hoy, el Consejo de Ministros de España aprobará la actualización del Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) 2023-2030, que representa un paso clave en la estrategia del país para acelerar la descarbonización y cumplir con los objetivos europeos de neutralidad climática.
Aunque no es muy diferente al borrador ya conocido, el documento que será enviado a la Comisión Europea, eleva las metas en varias áreas clave: se espera que para 2030, el 81% de la generación eléctrica provenga de energías renovables, con un total de 214 GW de potencia instalada, de los cuales 160 GW serán de origen renovable y 22,5 GW corresponderán a almacenamiento.
Entre las cifras más significativas de la actualización, destacan el aumento de la cuota de energías renovables en el uso final de la energía hasta el 48% (un incremento del 6% respecto al PNIEC anterior), una mejora de la eficiencia energética del 43% y una ambiciosa reducción del 32% de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) respecto al año 1990.
Este nuevo PNIEC marca un cierre simbólico en la gestión de la ministra Teresa Ribera, con una apuesta clara por las tecnologías que ha defendido firmemente frente a debates intensos como la nuclear, el hidrógeno y el almacenamiento, que eleva en un 800% su objetivo respecto al primer PNIEC.
La producción de hidrógeno verde también experimenta un salto considerable, con un objetivo de 12 GW de electrolizadores para 2030, triplicando la meta anterior y elevando en 1 GW lo estipulado en el borrador.
Varios referentes, en diálogo con Energía Estratégica España, han señalado que esta ambición es necesaria en un contexto alarmante de cambio climático.
Sin embargo, otros cuestionan la viabilidad técnica del cumplimiento de dichas cifras, como es el caso del asesor de mercados Germán Palomo Tomás, quien ha señalado que, “si bien las metas del PNIEC son políticas, la inversión del sector privado estará guiada por la rentabilidad”.
En su opinión, el incremento de 76 GW en la capacidad fotovoltaica “es desorbitado dado el pico de demanda actual”, lo que podría agravar problemas como el curtailment, así como remarca las dificultades de rentabilidad de la eólica que siguen siendo una preocupación.
La tecnología más cuestionada sigue siendo el hidrógeno, dado que aún no es madura y cumplir con la meta de 12 GW para 2030 “podría resultar caro para los consumidores”, según describen desde el sector.
Otro de los puntos críticos es la nuclear, la cual no ha visto modificaciones en esta actualización del PNIEC, continuando con el sendero de cierres previstos hacia 2035, aunque diferentes administraciones autonómicas manifestaron su interés por seguir debatiendo la posibilidad de mantener en funcionamiento estas instalaciones pese a este plan.
Resolución Declaración de Impacto Ambiental actualización PNIEC 2023-2030
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