Recientemente Europa reconoció al Corredor Vasco del Hidrógeno como Valle del hidrógeno del año, otorgado por la Asociación del Hidrógeno Limpio, una organización público-privada única que apoya las actividades de investigación e innovación en tecnologías de hidrógeno en Europa.
Esta gran apuesta movilizará la producción de hidrógeno renovable y combustibles sintéticos, logística de distribución, promoverá la descarbonización de la industria, permitirá la inserción en usos urbanos y residenciales, además de que construirá nueva infraestructura y fomentará el desarrollo tecnológico industrial de toda la región.
En entrevista con Energía Estratégica España, Juan Manuel Fernández, responsable de proyectos en hidrógeno del Ente Vasco de la Energía, comparte los detalles del proyecto y cuáles son los principales desafíos que observan en el despliegue de la estrategia.
¿Qué contempla el proyecto del Corredor Vasco del Hidrógeno?
El Corredor Vasco del Hidrógeno es una asociación formada por más de 70 empresas y organizaciones, en un formato público-privado, que tiene como fin el desarrollo de proyectos en materia de hidrógeno en Euskadi.
Actualmente impulsa 40 proyectos que abarcan toda la cadena de valor del hidrógeno: producción, transporte, almacenamiento y utilización (en la industria, en el transporte y en edificios).
También hay proyectos de I+D, de desarrollo de productos así como de materias transversales como es la formación de profesionales, imprescindible para el pleno desarrollo de este sector incipiente.
En su conjunto, los proyectos del Corredor prevén una inversión de más de 1.500 millones de euros hasta 2030.
¿Cuáles son los objetivos?
El principal fin del Corredor Vasco del Hidrógeno es sentar las bases necesarias para la creación de un valle o ecosistema de hidrógeno en Euskadi. Esto implica el desarrollo de proyectos de producción, distribución y consumo.
Asimismo, se pretende que las empresas de Euskadi se posicionen como proveedoras de tecnología para toda la cadena de valor, por ejemplo, como proveedores de autobuses consumidores o de electrolizadores o de sus componentes.
En cuanto a la capacidad de electrolización que está planeado instalar, inicialmente se prevén 3 electrolizadores en el marco del Corredor, de 2,5 MW el primero, un segundo de 10 MW y finalmente, el mayor tendría 100 MW de capacidad de electrolización.
¿Cuál será el impacto que generará este corredor?
El desarrollo de un ecosistema o valle del hidrógeno, donde confluyen la producción, la distribución y el consumo estimulará el desarrollo de productos y componentes por parte de la industria vasca y de los agentes de la red científico-tecnológica.
Asimismo, se prevé la generación de más de 2.000 puestos de trabajo directos y 6.700 indirectos.
La Estrategia Vasca del Hidrógeno contempla el aprovechamiento de los recursos de conexión que ofrece el Puerto de Bilbao para ser un Hub de exportación de hidrógeno.
El puerto ofrece sinergias de gran interés para que, a medio plazo, pueda ser un importante núcleo de producción y exportación de hidrógeno.
¿Cuáles son los principales desafíos?
La creación de este nuevo sector basado en el hidrógeno va a suponer un gran reto, y responder adecuadamente a retos tecnológicos, regulatorios y financieros:
Tecnológicos / Industriales:
Las dimensiones de los electrolizadores. Hoy en día el electrolizador de mayor potencia cuenta con 20 MW, mientras que los mayores proyectos que se están anunciando superan los 100 MW, por lo que sería la primera vez que se construyen electrolizadores de gran tamaño como los proyectados.
Por otro lado, se necesita multiplicar la capacidad de fabricación de electrolizadores para proveer a todos los proyectos que se están desarrollando y que son necesarios para alcanzar los objetivos europeos establecidos.
Regulatorios:
Se necesita adecuar la regulación actual para pasar de un escenario de producción limitada de hidrógeno para uso industrial a un nuevo escenario en el que, además de estos consumos, se añadan los correspondientes a los usos energéticos, sustituyendo al gas natural y a otros combustibles convencionales.
Financieros:
Los proyectos de hidrógeno requieren de inversiones desde el ámbito público que contribuyan a avanzar en la madurez tecnológica y de mercado necesarias para alcanzar la competitividad económica necesaria para la generalización de este vector.
Formación:
Otro de los desafíos principales es contar con los profesionales necesarios para desarrollar una economía del hidrógeno. Aparte de ingenieros y científicos, se necesitarán técnicos medios formados en las tecnologías del hidrógeno para poder construir y operar las instalaciones.
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