OGE, el operador del sistema de transmisión de Alemania, firmó este miércoles un memorando de entendimiento con los operadores del Sistema Gasista en España (Enagás), Francia (GRTgaz y Teréga) y Portugal (REN) para impulsar el corredor de hidrógeno verde europeo H2Med.
Este proyecto, presentado a la convocatoria de Proyectos de Interés de Común (PCIs) europeos el pasado mes de diciembre, incluye una conexión entre Celorico da Beira en Portugal y Zamora en España (CelZa), y una conexión marítima entre Barcelona y Marsella (BarMar).
El apoyo de OGE, así como a las infraestructuras de transporte de hidrógeno asociadas en cada uno de estos países, se ha materializado en un encuentro en la Embajada de España en Alemania, con la convicción de cooperación, descarbonización y soberanía energética para Europa.
Este tipo de iniciativas empiezan a opacar algunos planteos sobre la viabilidad del proyecto o la capacidad de alcanzar volúmenes de producción de hidrógeno, ya que algunas voces advirten que exite una “burbuja del H2”. Pero las opiniones sobre el proyecto aun siguen siendo controvertidas.
“Un ejemplo de “Cooperación Energética Europea”, en el marco de la consecución de los objetivos del plan europeo REPowerEU”, señala Sofía Nuñez Mier, Desarrollo Proyectos Hidrógeno y Gestión Recurso en Ansasol.
En diálogo con Energía Estratégica España, la ejecutiva plantea que, a pesar de ser una infraestructura altamente cuestionada y sobredimensionada, dado el desarrollo del modelo energético, puede ser una oportunidad significativa para el desarrollo económico y la transición hacia una economía más sostenible de todo el ecosistema europeo.
En la misma línea, el catedrático de la Universidad de Santiago de Compostela y Director Técnico de la Asociación Gallega del Hidrógeno, Luis Miguel Varela, sostiene que la unión de Alemania es un gran paso para crear una gran red de hidrógeno europea.
Sin embargo, no todos están de acuerdo con esta iniciativa. Tal es el caso de Marcos Rupérez, ingeniero y consultor de hidrógeno independiente, quien considera que no existe una abundancia de hidrógeno que justifique la magnitud de estas infraestructuras.
“Estamos empezando la casa por el tejado. No se debería poner ni un céntimo europeo en ese proyecto a día de hoy, dentro de 15 años, ya lo veremos. Pero a día de hoy es una pura expectativa y una burbuja”, expone.
Opina que la red de transporte de hidrógeno será mucho más limitada que la del gas, ya que incluso en escenarios de muchísima implantación de hidrógeno, sería para grandes consumidores.
“Serían grandes tubos dedicados a grandes industrias, nunca capilares, ya que el consumo de todas las viviendas en el futuro será sustituido, en gran parte, con bombas de calor”, manifiesta Rupérez.
Al respecto, Varela considera que “puede que en el 2030 no se produzca toda la cantidad de hidrógeno que se dice ahora mismo, quizás las expectativas sean un poco optimistas en ese sentido, pero esto solo demorará más en rentabilizar el proyecto”. Se habla de unas 10 toneladas.
Entre los factores que aparecen como frenos al desarrollo del hidrógeno, justamente aparecen las políticas de incentivos públicos, pero también el retraso de los proveedores en la entrega de electrolizadores que actualmente es de 18 meses, aproximadamente.
Esto podría verse agravado cuando todos los proyectos de todas las naciones empiecen a cobrar vida.
Asimismo, para el referente académico, el debate debe erigirse a nivel de administraciones públicas sobre ¿qué porcentaje del total de producción se destina al consumo local en industria y qué porcentaje se destina a exportación?
“Hay un problema de que el mercado siempre va a mandarlo allí donde se maximiza el beneficio y si España se centra en el mercado interno por su rentabilidad, puede ser visto negativamente desde la política europea y de unidad de mercado, lo cual no creo conveniente”, afirma Varela.
Situación de España
Núñez Mier comparte que se espera que el país tenga potencial para producir 1.981.700 toneladas de hidrógeno en 2030, encontrándose en una situación de poder satisfacer toda su demanda.
Asimismo, la necesidad de otras naciones de la Unión Europea, especialmente de Alemania, podrían posicionarlo en una situación privilegiada en la venta y distribución exterior de un hidrógeno verde “made in Spain”, al poder ofrecer precios competitivos en dichos países, pese al aumento del coste por el transporte.
“Los diferentes estudios llevados a cabo estiman unos precios de producción medios en España de entre 4,2 y 5,4 € el kilogramo para 2030, mientras que en Alemania será difícil conseguir precios inferiores a 8 €”, asegura la referente de Ansasol.
Esta diferencia de 3 euros por kilogramo y una producción de casi 2 millones de toneladas, pueden llegar a suponer 6.000 millones de euros, por lo que para la economía regional será clave el papel de España.
Europa pretende 2 millones de toneladas de hidrógeno anuales a finales de la década producidas en el continente.
Para ello se necesitarían alrededor de 114 tWh al año de renovables, casi lo mismo que generó todo el parque renovable en España durante el 2022, teniendo en cuenta que se necesitan unos 53 kWh por kg de hidrógeno, reflejando la fuerte necesidad de incorporar renovables al sistema.
Por su parte, España aumentó a 11 GW el objetivo de instalación de electrolizadores en su actualización del PNIEC, al igual que multiplicó su apuesta por todas las fuentes de energías renovables.
“Creo que es un gran proyecto pero también digo que tiene que ser una cosa bien dimensionada, bien reflexionada, con ritmos de implantación graduales, decidiendo efectivamente el interés que debe tener la parte industrial de abaratamiento de costes energéticos locales y también de exportación”, indica Varela.
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