“Se percibe en el ambiente” se lee en las redes sociales sobre la tensión que existe en el mercado energético y que está afectando a la planificación y a la viabilidad de las inversiones en renovables.
Carlos Martín Graña, Responsable de Operaciones de ENERJOIN, alerta sobre el impacto de la volatilidad de precios en el sector: “No se puede pretender tener un precio fijo cuando los recursos naturales y los mercados internacionales son tan variables”.
Según el experto, la fluctuación de costos no solo dificulta la proyección de beneficios, sino que representa una barrera considerable para la expansión de las energías limpias.
En diálogo con Energía Estratégica España, sostiene que para que las renovables sean realmente rentables se necesita estabilidad en los precios, lo que permitiría que los proyectos fueran “bancables” y atraigan a los inversores. Sin embargo, el mercado actual presenta una realidad muy distinta.
“En un mismo año, podemos ver precios que oscilan de 14 euros en abril a 92 euros en agosto. En un solo día, el precio puede variar de cero a 180 euros dependiendo de la disponibilidad de sol y viento”, describe Graña y destaca que esta situación afecta tanto a los generadores como a los consumidores industriales, quienes se ven incapaces de anticipar el costo energético que enfrentarán.
Por parte de los compradores de energía, el analista critica el concepto de «demanda flexible» como una solución a los problemas de suministro.
En este modelo, los consumidores reciben un incentivo financiero para reducir su consumo en momentos de alta demanda, una medida que considera riesgosa y poco práctica para la industria.
“La demanda flexible no es más que una forma encubierta de racionamiento. Nos enfrentamos al riesgo de pagar a empresas para que no consuman energía, lo cual amenaza la estabilidad económica”, remarca Graña.
En cambio, opina que una economía próspera depende de un consumo de energía consistente, y reducir el consumo durante picos puede frenar el desarrollo industrial y perjudicar el PIB.
Desde la perspectiva del generador, la falta de estabilidad en los precios también tiene un efecto negativo.
Al respecto Graña señala que los proyectos de energía renovable requieren una planificación cuidadosa y financiamiento sólido, algo que es imposible de conseguir sin una previsión de precios confiable.
“Sin estabilidad en los precios, los bancos no apoyan proyectos a largo plazo. Necesitamos una proyección de ingresos segura para convencer a los inversores”, enfatiza.
Esta falta de visibilidad financiera frena la instalación de nueva capacidad renovable, justo en un momento crítico en el que Europa busca reducir su dependencia de fuentes de energía externas.
Retos a superar
Otro obstáculo que enfrenta el sector es la falta de puntos de conexión para las plantas de energía renovable. Aunque las inversiones para la construcción de nuevos parques solares y eólicos están listas, la conexión a la red se retrasa constantemente.
“Sin un punto de conexión, todo el esfuerzo y el capital invertido se quedan en suspenso”, explica Graña, subrayando que la burocracia y los retrasos en la infraestructura limitan el impacto positivo que podrían tener estas inversiones.
Además, Graña advierte sobre los riesgos de una temporada invernal fría en un contexto de alta dependencia del gas importado. La demanda de gas para suplir la falta de producción renovable en días de baja irradiación solar o escaso viento eleva aún más los precios en un mercado que ya es incierto.
“Si tenemos un invierno frío y una reducción en los suministros de gas, el precio se disparará, afectando a toda la cadena de suministro energético y, en última instancia, al consumidor final”, indica.
Esta incertidumbre en el mercado crea un círculo vicioso en el que tanto los generadores como los consumidores se ven obligados a ajustar sus estrategias constantemente, lo que limita la capacidad de crecimiento de la industria.
“Al final, tanto el generador como el consumidor necesitan previsibilidad para operar eficazmente”, concluye Graña e insiste en que la transición energética solo será viable si Europa logra alcanzar una mayor estabilidad en el sector.
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