En el reciente webinar organizado por la EOI y la Asociación Empresarial Eólica sobre eólica marina, Tomás Romagosa, director ejecutivo de un programa especializado en este sector y actual responsable de regulación en RWE, destacó los desafíos y oportunidades en la industria. 

Según pudo registrar Energía Estratégica España durante su cobertura, el ejecutivo afirmó que la subasta de energía eólica marina en España, esperada inicialmente para 2024, se ha retrasado hasta finales de 2025. 

Este aplazamiento responde a complicaciones normativas y a la necesidad de implementar un marco regulador claro para garantizar la viabilidad de los proyectos.

Romagosa subrayó que “este tipo de retrasos puede impactar significativamente el desarrollo del sector en el país, especialmente en un momento en el que la tecnología de eólica marina flotante está ganando relevancia global”. 

Asimismo, señaló que aunque España ha avanzado en el desarrollo de prototipos y tiene una posición fuerte en el mercado internacional, “la falta de una subasta oportuna retrasa el despliegue comercial de esta tecnología disruptiva”.

Demanda de profesionales especializados

La expansión de la eólica marina trae consigo una creciente demanda de profesionales cualificados. 

Según Ignacio Asúa, de Navantia Seanergies, actualmente hay alrededor de 40.000 profesionales trabajando en el sector en España, y se estima que para 2030 esa cifra debería aumentar en 7.500 puestos adicionales solo en el ámbito de la eólica marina. 

El ejecutivo destacó que la mayor dificultad está en encontrar perfiles con formación especializada, particularmente en áreas como la ingeniería naval, gestión de proyectos y cumplimiento normativo ambiental. 

«Estamos en búsqueda activa de perfiles especializados, pero nos cuesta mucho encontrarlos. Este es un gap que deben abordar tanto las empresas como los centros educativos», afirmó.

Tomás Romagosa, por su parte, complementó esta preocupación destacando la necesidad urgente de programas de formación que cubran las lagunas existentes. 

Explicó que muchos de los programas actuales de energías renovables son demasiado generalistas y no abordan las complejidades específicas de la eólica marina, como la tecnología flotante o la interacción con la cadena de valor. 

«El sector tiene una demanda brutal de profesionales para incorporarse a este nicho», afirmó Romagosa, añadiendo que la creación de estos puestos de trabajo será un motor confiable para la generación de empleo en los próximos años.

El camino hacia el 2030 

El objetivo del Gobierno español es alcanzar entre 1 y 3 GW de capacidad eólica marina instalada hacia 2030. 

Este crecimiento no solo responde a una necesidad energética, sino también a un propósito industrial, ya que los astilleros y otros actores de la cadena de suministro están interesados en posicionarse como líderes en la fabricación de estructuras flotantes y otros componentes relacionados con la energía marina. 

Sin embargo, lograr estos objetivos requerirá un esfuerzo conjunto entre el sector privado y las instituciones educativas para formar a los profesionales necesarios.

Juan Virgilio Márquez, CEO de la AEE, abrió el evento destacando el papel clave que juega España en el desarrollo de la eólica marina a nivel global. 

Subrayó que el país «es el primer desarrollador de prototipos de eólica marina flotante del mundo» y que 15 de las 50 de las soluciones tecnológicas más innovadoras en este ámbito son de origen español. 

Márquez hizo énfasis en que la tecnología flotante «es disruptiva» y que representa un nuevo sector con un alto potencial industrial y económico para España​.

“Cubrimos el 75% de la cadena de suministro para este sector”, indica el referente pero enfatizó que para capitalizar estas oportunidades, se deben superar desafíos regulatorios y asegurar el respaldo político necesario creando sinergias entre el área de energía e industria.