En el panorama de la transición energética, la puesta en marcha de instalaciones de autoconsumo emerge como una pieza fundamental, no exenta de desafíos.
El principal reclamo que comunican fuentes del sector a Energía Estratégica España es que “existe un gran cuello de botella en las distribuidoras que demoran las conexiones a la red, así como hay demoras por parte de las comercializadoras en las lecturas de consumidores con autoconsumo”.
En este contexto, este medio le consulta a Isabel Bassas Pérez, socia de Bassas Pérez Abogados y miembro de AEDEN Asociación Española de Derecho de la Energía, quien afirma que esto “no es exclusivo de la generación distribuída, sino que puede pasar por diferentes factores a todo tipo de consumidores”.
Asimismo, destaca que, si bien en ciertas zonas la habilitación del autoconsumo avanza con agilidad, en otras la velocidad no responde al ritmo que la transición energética demanda.
Además, menciona que puede haber otro tipo de complicaciones en autoconsumos colectivos y que la CNMC ya se encuentra desde hace tiempo actuando sobre diferentes expedientes.
No obstante, Bassas Pérez señala que, a medida que la red se complejiza, “la lectura, que tradicionalmente era más simple, ya no lo es”.
Con lo cual, esta evolución plantea cuestionamientos sobre la adaptabilidad de los sistemas existentes y la necesidad de ajustes para abordar los cambios en curso que deben enfrentar las compañías implicadas.
Cabe destacar que el autoconsumo, según los datos del informe anual de Appa Renovables, en 2022 creció en 2.649 MW de nueva potencia,suponiendo un incremento del 120% con respecto a 2021, cuando se pusieron en marcha 1.203 MW.
Aunque en menor proporción, para el 2023 los expertos sostienen que la cifra podría significar entre un 60 y un 70 por ciento más que en 2022, con gran protagonismo en el segmento industrial.
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