El crecimiento de las renovables es imparable a nivel global aunque a veces nos encontremos con inesperados frenazos como el que vive el sector eólico en Galicia.
Las recientes decisiones del Tribunal Superior de Xusticia de Galicia de suspender autorizaciones administrativas y de construcción de varios parques eólicos, concedidas este año por la Xunta de Galicia deja en el aire los 2.000 MW que se deben construir antes del verano de 2025.
En cualquier caso, la energía generada con solar fotovoltaica o eólica ya ha alcanzado precios muy competitivos, y el autoconsumo fotovoltaico duplica instalaciones y potencia cada año. Esta verdadera explosión, iniciada a partir del 2018, tras la derogación del llamado impuesto al sol, se acrecentó el año pasado como consecuencia de la fuerte escalada de los precios de la electricidad.
Una expansión renovable que se acelerará en los próximos años como bien se refleja en el borrador de la primera actualización del Plan Nacional Integrado de Energía y Clima 2021-2030 (PNIEC), recientemente publicado por el Gobierno.
Esta revisión incrementa la ambición para alcanzar la neutralidad en emisiones de carbono en 2050, frenar el impacto del calentamiento global y modernizar la economía, reducir emisiones, reforzar la cadena de valor industrial y la autonomía estratégica del país, crear más de 500.000 empleos y mejorar la salud de los ciudadanos.
Para 2030 se espera tener instalados, nada más y nada menos, 62 GW de eólica, 76 GW de fotovoltaica, 4,8 GW de solar termoeléctrica, 1,4 GW de biomasa y 22 GW de almacenamiento energético.
Y es importante pararnos en este último dato. Porque este modelo energético liderado por las renovables no gestionables sigue teniendo su punto débil en el almacenamiento energético. La editorial publicada en el número 29 de Dínamo Técnica y firmada por su director, Fernando Blanco, está dedicada a ello.
Para alcanzar esos 22 GW es necesario el desarrollo de las diferentes tecnologías de almacenamiento energético como las baterías eléctricas, el hidrógeno o aquellas a pequeña escala como pilas convencionales, condensadores y supercondensadores o volantes de inercia y por supuesto el almacenamiento energético a través de bombeo en centrales hidroeléctricas.
Un interesante reportaje y la portada del número 29 está dedicado a una infraestructura energética «modelo» como es la presa de Daivôes, parte del Complejo para Aprovechamiento Hidroeléctrico del Alto Tâmega (Portugal), promovida por Iberdrola.
El bombeo como solución del almacenamiento energético
El bombeo tiene un papel fundamental puesto que permite flexibilizar la producción de energía renovable, garantizar su integración eficiente en el sistema eléctrico y aportar firmeza a la producción renovable.
Permite utilizar el excedente o los vertidos de energías renovables para bombear agua al embalse superior, que posteriormente permitirá turbinar agua al embalse inferior para generar electricidad cuando no haya recurso renovable (y así no depender del gas natural para generar electricidad).
Es una solución madura y existen nuevos desarrollos tecnológicos que mejoran la flexibilidad y la eficiencia de las plantas, aumentan la viabilidad de emplazamientos o reducen los costes. El PNIEC prevé instalar 3.500 MW nuevos de bombeo hasta 2030 (actualmente, en España hay 5.000 MW de bombeo instalado).
Hay distintas opciones: construir nuevas instalaciones, crear un embalse superior en las inmediaciones de uno existente, enlazando embalses existentes o reconvertir centrales ya existentes con turbinas reversibles de velocidad variable. Esta última opción tiene importantes ventajas ya que supone reducción en costes, tiempos de desarrollo y menor impacto ambiental.
Como bien se expone en el reportaje «Támega, un modelo a seguir», en España hay potencial para construir 10.000 MW de bombeo con coste inferior a 1.000 €/kW haciendo reversibles centrales de turbinado existentes (con un coste entre 150 y 500 €/kW) o conectando dos embalses existentes mediante grupos reversibles (con un coste entre 500 y 1.000 €/kW).
Ayudas para proyectos innovadores de almacenamiento energético
Conscientes de esta necesidad, el Gobierno de España ha lanzado este mes de julio una convocatoria de ayudas para proyectos innovadores de almacenamiento energético que contribuyan a mejorar la estabilidad del sistema eléctrico y a la seguridad de suministro.
Las ayudas, por un importe de 280 millones de euros, se otorgarán en régimen de concurrencia competitiva. Se convocan a través de dos líneas diferenciadas: una para el almacenamiento independiente (stand-alone) y el térmico, dotada con 180 millones (150 y 30 respectivamente). Una segunda línea, dotada con 100 millones, está dedicada precisamente a proyectos de bombeo reversible en centrales hidroeléctricas.
Un paso más en el apoyo tan necesario al almacenamiento energético, el vector que permitirá aportar flexibilidad a la generación renovable, contribuyendo a la seguridad, fiabilidad y calidad del suministro.
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