En la mañana del 20 de julio la Comisión Europea presentó el paquete de medidas Save gas for a safe winter que propone un objetivo voluntario de reducción de la demanda de gas del 15% desde el 1 de agosto de 2022 hasta el 31 de marzo de 2023.

Durante la rueda de prensa brindada por la Vicepresidenta tercera y Ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, Teresa Ribera, se comunicó que España no apoyará esta iniciativa ya que la considera poco eficaz, poco eficiente, poco justa y que perjudicaría profundamente a la industria española.

El experto en energía, Miquel Gironès, en entrevista con Energía Estratégica España, comparte su análisis de cara a la reunión de ministros que tendrá lugar el 26 de julio donde la ministra prometió proponer un plan alternativo.

¿Qué posición encuentra España ante la reunión de ministros del 26 de julio tras la presentación del  paquete de medidas Save gas for a safe winter?

Lo que pide la Unión Europea es almacenamiento subterráneo, no depósitos para aparcar el barco. Con esto, quiero decir que la componente verde y de energía queda desplazada. En este caso, el problema pasa a ser de suministro y abastecimiento con una vertiente económica.

El reglamento firmado en 2017 preveía estas medidas por si Rusia cortaba el suministro de gas, donde aparece la firma de conformidad del Gobierno español. Aquí la contradicción de la actual postura comunicada por la Vicepresidenta tercera y Ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, Teresa Ribera. 

Reconozco la valía internacional de Ribera en Cambio Climático, nunca le agradecemos lo suficiente el haber salvado la COP25 de Chile/Madrid, un lujo para España en mi opinión, pero para esto no es la persona indicada.

El escenario ha cambiado: hablamos de seguridad de suministro y economía. Los planteamientos ultra ecologistas no convienen. Miremos los verdes alemanes lo pragmáticos que son y tienen que ser por las circunstancias. 

El 30% de capacidad de regasificación de toda Europa lo tiene España, lo que pone las reglas de juego a su favor y, a partir de aquí, son interpretaciones de esas reglas que se verán en lo que se proponga durante la reunión de ministros. 

¿Qué propuesta podría presentarse por parte de España en esta reunión?

El único sector en el que se puede hacer el ahorro del gas es en el de la electricidad. Esto significa que se vuelva al carbón y, aunque no nos guste, que se tenga que plantear la nuclear para cubrir lo que aún las renovables no pueden en los grandes sistemas eléctricos. 

El conflicto debido a que el Gobierno español topa el precio del gas, mientras la Comisión Europea restringe su volumen, pero el mercado fija el valor por la cantidad de producto.

Si la ministra tiene que presentar un plan de ahorro, las empresas que lo acompañen, ¿tendrán un premio por los cupos o por los precios?

¿Qué conclusión le merece la negativa del Gobierno de apoyar las medidas de la CE?

El problema de Europa en estos momentos no es cómo se reparte el gas, sino cómo hace la paz. 

Hay un detalle en que la gente no ha amparado y es que es clave la participación de Thierry Breton, comisario de Mercado Interior, para el análisis de la coyuntura, ya que es quien se ocupa de arbitrar que, por ejemplo: mientras en Finlandia cierran las papeleras, las empresas españolas no se aprovechen de esto.

Se reacciona económicamente pero los Estados no están tomando la decisión política de establecer la paz, que sería lo único que calme los debates internos y se vuelvan a poner en primer plano los valores de unidad, solidaridad y flexibilidad que predica la Unión Europea.