Los Países Bajos se consolidan como un referente en la transición energética global, impulsados por ambiciosas metas climáticas y una firme voluntad política. Con el objetivo de alcanzar una reducción del 55% en emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) para 2030 respecto a 1990, el país avanza rápidamente hacia la descarbonización de su economía, especialmente a través de energías renovables como la solar y la eólica marina. Sin embargo, persisten desafíos estructurales como la congestión de la red eléctrica y la dependencia histórica del gas natural.
Un giro hacia la energía renovable
Desde la adopción del Acuerdo Climático Nacional en 2019, los Países Bajos han experimentado un crecimiento impresionante en energías renovables. Para 2022, estas fuentes representaron el 40% de la generación eléctrica total, un avance significativo respecto al 15% registrado en 2017. La energía eólica marina es un pilar clave, con metas de alcanzar 35 GW de capacidad instalada para 2035 y 70 GW para 2050, según el Plan Nacional del Sistema Energético.

Fuente: Internacional Energy Agency
El auge de la energía solar es igualmente notable. Con políticas como el esquema SDE++ y la regulación de balance neto, los Países Bajos han logrado convertirse en un líder mundial en la implementación de sistemas fotovoltaicos, con más del 35% de su capacidad total proveniente de esta tecnología en 2022. «El desarrollo de la energía solar en los Países Bajos es un modelo de éxito mundial, incluso bajo condiciones climáticas menos favorables», subraya el informe de la Agencia Internacional de Energía (IEA por sus siglas en inglés).
Además, la descentralización de la energía solar ha permitido que tanto empresas como hogares participen activamente en la transición energética, un enfoque que otros países podrían replicar para acelerar la adopción de fuentes limpias.

Fuente: International Energy Agency
El reto de la congestión de la red eléctrica
El crecimiento acelerado de la generación renovable ha puesto en evidencia un desafío crítico: la capacidad insuficiente de la red eléctrica para manejar la creciente demanda y la variabilidad de las fuentes renovables. Según el Programa de Acción contra la Congestión de la Red Nacional, se están implementando soluciones como el almacenamiento energético y tarifas de conexión más atractivas para baterías estratégicamente ubicadas.
A esto se suma el potencial de la infraestructura de carga de vehículos eléctricos, que, si se gestiona adecuadamente, podría actuar como un recurso para estabilizar la red eléctrica mediante sistemas de carga inteligente. «Es esencial alinear la expansión de la red con el ritmo del desarrollo eólico y solar para garantizar la seguridad energética y aprovechar al máximo las inversiones», advierte el informe de la AIE.
Transición del gas natural: un desafío histórico
Con una dependencia histórica del gas natural tanto en calefacción como en generación eléctrica, los Países Bajos enfrentan un reto único en su transición energética. En el sector residencial, los esfuerzos se concentran en reemplazar calderas de gas con bombas de calor y expandir los sistemas de calefacción distrital. El objetivo es reducir la dependencia del gas, que aún representa el 84% del consumo energético en calefacción.
Sin embargo, las recientes reducciones en subsidios para bombas de calor han generado incertidumbre en el mercado. Según la AIE, «la transición a sistemas de calefacción más sostenibles debe ser acompañada de políticas consistentes que ofrezcan certidumbre a consumidores e inversores».

Fuente: International Energy Agency
Hidrógeno y energía nuclear en el horizonte
El hidrógeno verde emerge como otra pieza clave en la estrategia energética del país. Aprovechando su infraestructura de comercio energético, los Países Bajos aspiran a convertirse en un hub europeo de hidrógeno limpio. Esto incluiría tanto la producción como la importación, aprovechando sus recursos de energía eólica marina.
«La estabilidad política y un mandato público sólido serán cruciales para integrar la energía nuclear en un sistema descarbonizado», indica la AIE. El gobierno planea construir cuatro nuevos reactores para complementar su creciente capacidad renovable.
Políticas e inversiones a largo plazo
El Fondo Climático y el esquema SDE++ han sido instrumentos fundamentales para financiar la transición. El primero, con un presupuesto de 35.000 millones de euros hasta 2030, prioriza tecnologías innovadoras como el hidrógeno y las energías renovables. Por su parte, el SDE++ ha apoyado soluciones costo-eficientes para reducir emisiones, aunque enfrenta recortes presupuestarios a partir de 2026.
0 comentarios