Fe Energy, la desarrolladora de proyectos eólicos del Grupo Feijoo, está comprometida a contribuir significativamente a los ambiciosos objetivos del Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC), colaborando con las compañías a poner en marcha sus MW.
Alberto García, CEO de la firma, destacó que alcanzar estas metas requiere enfrentar tanto retos técnicos como sociales, proponiendo estrategias clave para una mejor integración de la energía eólica en las comunidades locales.
Durante el Iberia Future Energy Summit 2024, el ejecutivo explicó que la energía eólica se concentra en zonas limitadas por los recursos adecuados, a diferencia de la solar, pero estas áreas están cada vez más restringidas debido a consideraciones ambientales y de planificación territorial.
A pesar de los esfuerzos significativos por parte de las administraciones para gestionar la información geográfica y delinear zonas de exclusión, “la tramitación del proyecto es otra realidad y no está garantizado el éxito del desarrollo”, afirmó García.
Esta complejidad se ve agravada por la competencia por terrenos adecuados, especialmente cerca de los puntos de conexión a la red, donde múltiples desarrolladores compiten por los mismos espacios, creando conflictos y retrasos.
En este contexto, la gestión social se vuelve clave para poder contar con el apoyo de los vecinos, creando proyectos más ricos con un impacto socioeconómico más que positivo.
En este sentido, el CEO de Fe Energy subrayó que la comunicación efectiva y la construcción de confianza con las comunidades locales son esenciales.
García ha aprendido valiosas lecciones de sus experiencias en Latinoamérica, donde han trabajado estrechamente con comunidades indígenas. Este enfoque les ha permitido comprender la importancia de la socialización y el compromiso a largo plazo.
“Un proceso de socialización no es ir un día o dos a explicar el proyecto, es ganarte la confianza de la gente, generar un vínculo en el cual la comunidad entiende que tú vas a estar ahí por 30, 40 años y que vas a comprometerte con la sostenibilidad del territorio”, explicó.
Este enfoque implica una comunicación constante y directa, asegurando que las comunidades se sientan parte integral del proyecto.
De esta manera, sugirió que estas prácticas han dejado de ser un hábito en España, ya que “históricamente, los desarrolladores han dependido de la declaración de utilidad pública para avanzar en los proyectos, dejando la interacción social como un último paso”, según comentó García.
Sin embargo, esta estrategia ha llevado a conflictos y oposición en algunas comunidades, como puede ser Galicia donde se da la paralización de 60 proyectos eólicos terrestres que suman 1,6 GW, según los últimos datos compartidos por las autoridades.
Esto evidencia la necesidad de un enfoque más proactivo y temprano en la socialización por parte de las empresas desarrolladoras.
“No hay nada mejor que la gente perciba que tú estás interesado en compartir el proyecto y que les hagas protagonistas, no tenerlos como algo apartado”, concluyó el CEO, alentando a crear un sentido de pertenencia y responsabilidad compartida, reduciendo la oposición y mejorando la aceptación de los proyectos eólicos.
Expectativas en el acceso a nudos
A pesar de los desafíos, el referente se mostró optimista sobre el futuro del desarrollo eólico en España. con expectativas altas en torno a los próximos concursos de capacidad, aunque estos aún no se han llevado a cabo y llevan dos años de retraso.
Según García, estos deberían considerar no sólo la viabilidad técnica de los proyectos, sino también su impacto socioeconómico y ambiental.
Asimismo, mencionó que en algunos nudos ya existe una elevada competencia, con varios desarrolladores compitiendo por los mismos terrenos, evidenciando la necesidad de una gestión social efectiva y una planificación cuidadosa para evitar conflictos y asegurar un desarrollo armonioso.
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