Con la vuelta a la actividad tras el receso de verano, el sector español de la energía fotovoltaica espera con ansias los recursos que definirán el próximo ciclo de crecimiento. Desde desarrollos tecnológicos hasta reformas normativas, los actores de la industria buscan adaptarse y capitalizar nuevas oportunidades en un mercado que aún está en plena evolución.
Joaquín Jiménez, delegado de autoconsumo de una de las principales empresas del sector, señala que dos grandes líneas marcarán el futuro del sector: «una en el desarrollo tecnológico, centrado en los nuevos sistemas de almacenamiento, y otra en la implantación de la inteligencia artificial en toda la cadena de valor».
En el ámbito tecnológico, en diálogo con Energía Estratégica España, el ejecutivo subraya la importancia del desarrollo de sistemas avanzados de almacenamiento, especialmente baterías industriales.
“Hasta ahora, los precios del almacenamiento industrial con modelos de batería física no hacían muy rentable su implementación en grandes proyectos”, explica. Sin embargo, hay indicios de un cambio inminente, donde empresas como Sonnen presentarán en septiembre un modelo específico de baterías industriales más accesibles.
La expectativa es que la reducción de precios haga viable la integración de estas soluciones en planes de inversión y estrategias de negocio.
Además, la inteligencia artificial (IA) se perfila como un factor determinante en la optimización de recursos y procesos en el sector fotovoltaico.
Jiménez destaca que la IA puede jugar un papel crucial en «la gestión de redes, la optimización del almacenamiento y la identificación de nuevos nichos de mercado». Estas aplicaciones permitirían no solo una mayor eficiencia operativa, sino también una mejora en la toma de decisiones estratégicas.
Cambios normativos: comunidades energéticas y regulación de agregadores
En el frente normativo, la reciente publicación de la Orden TED 764 y 765 en el BOE que aprueba las bases de las ayudas para el desarrollo de proyectos innovadores y para el programa de comunidades energéticas, representa un paso significativo.
El Plan CE Implementa, que incorpora subvenciones con presupuestos de 120 millones de euros, apuntalando la quinta y sexta convocatoria para el desarrollo de este segmento.
Por su parte, “La transposición de la normativa europea es clave para aprovechar el valor de negocio y hacer el sistema más resiliente”, enfatiza Jiménez.
“La regulación de los agregadores también será determinante y se espera que esté lista antes de finales de año con todos los ajustes y recomendaciones de los referentes”, menciona Jiménez, quien considera que estas medidas conformarán el eje central de las normativas fundamentales en el sector.
Un mercado en transición: lecciones aprendidas y retos futuros
A nivel de mercado, Jiménez destaca que el sector ha vivido un período de ajustes tras el boom de 2022, impulsado por la crisis energética y el aumento de los precios.
“Fue un año de crecimiento descomunal, pero también de sobreinversión y de entrada de actores no especializados”, comenta. Este crecimiento acelerado llevó a una corrección durante el primer semestre de 2024, en el que “muchas empresas enfrentaron problemas financieros serios”.
Frente a este contexto, aboga por una «vuelta a la racionalidad del mercado», donde solo las empresas con estrategias claras y sólidas puedan perdurar. «España tiene una gran proyección a medio plazo, especialmente en un sector que sigue siendo una de las estrellas de la economía», añade.
En este sentido, la combinación de nuevas tecnologías y una normativa adecuada puede ser la clave para alcanzar los ambiciosos objetivos de instalación de capacidad fotovoltaica para 2030. «Tenemos que mantener la cabeza fría y recordar que este es un proyecto a medio plazo», concluye Jiménez.
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