La Unión Europea dará inicio a su segunda subasta de hidrógeno renovable el próximo 3 de diciembre de 2024, denominada “IF24”, enmarcada dentro del programa del Banco Europeo de Hidrógeno y financiada por el Fondo de Innovación. Con un presupuesto de 1.200 millones de euros, esta iniciativa tiene como objetivo fomentar la producción de hidrógeno limpio y apoyar a los productores en toda la región. Sumado a esto, los estados miembros añadirán cerca de unos 700 millones de euros adicionales con las “subastas como servicio”.
Daniel Fraile, Chief Policy Officer de Hydrogen Europe, comenta a Energía Estratégica España que estas subastas son un elemento clave para dinamizar el mercado y alcanzar las metas climáticas del bloque para 2050.
La licitación de diciembre será un termómetro para evaluar el estado del mercado. Fraile anticipa que los precios ofrecidos por los desarrolladores podrían ser ligeramente más altos en comparación con la primera subasta, debido a la inflación y a los nuevos requisitos regulatorios. Sin embargo, la participación activa de los gobiernos nacionales podría equilibrar el panorama.
En la primera subasta, realizada en 2023, la Comisión Europea asignó un presupuesto inicial de 800 millones de euros, logrando precios de apoyo de entre 41 y 70 euros por megavatio hora (MWh) para proyectos seleccionados. Esta fase inicial permitió identificar proyectos clave, aunque no todos lograron avanzar debido a barreras como la falta de infraestructura y altos costos de certificación.
Nuevos enfoques en la segunda subasta
La IF24 incluye ajustes significativos basados en los aprendizajes previos. Uno de los cambios más destacados es la inclusión de un presupuesto específico de 200 millones de euros destinado a proyectos vinculados al sector marítimo, reforzando su papel en la transición hacia combustibles más limpios. Además, se han incorporado criterios para garantizar la resiliencia de la cadena de valor industrial en Europa, como el límite del 25% de insumos provenientes de fuera de la región en la producción de electrolizadores.
Fraile valora positivamente este enfoque. «Es crucial que los fondos públicos no solo impulsen la producción de hidrógeno renovable, sino que también fortalezcan la competitividad de la industria europea, creando empleo y reduciendo la dependencia de tecnologías extranjeras», sostiene.
Lecciones aprendidas de la primera subasta
La primera subasta, llevada a cabo en 2023, marcó un hito en el desarrollo del hidrógeno renovable en Europa. Con 132 ofertas provenientes de 17 países, se proyectaron más de 8,5 gigavatios de capacidad instalada en electrolizadores. Sin embargo, Fraile enfatiza que probablemente no todos los proyectos se concretarán debido a desafíos estructurales.
«Aunque la primera subasta fue muy exitosa, muchos proyectos dependen de factores externos, como la infraestructura o el compromiso a largo plazo de los consumidores», explica Fraile. Estos desafíos incluyen la falta de redes de transporte de hidrógeno, terminales portuarias y las estrictas reglas de certificación para garantizar el origen renovable del hidrógeno.
Infraestructura y marco regulatorio: desafíos persistentes
Un tema recurrente en las discusiones sobre hidrógeno renovable es la infraestructura. Actualmente, Europa carece de una red adecuada para transportar hidrógeno limpio desde regiones con alta capacidad de producción, como la Península Ibérica o los países nórdicos, hacia los grandes consumidores en el norte de Europa. Según Fraile, este es uno de los principales cuellos de botella.
«La inversión en infraestructura debe ser anticipatoria, pero eso implica asumir riesgos. Aquí es donde los gobiernos tienen un papel esencial para minimizar esos riesgos y garantizar un retorno a largo plazo para los inversores», comenta. Alemania, por ejemplo, ha implementado un modelo que permite a los inversores recuperar sus costos en un plazo de hasta 30 años, dando tiempo suficiente para que la infraestructura sea utilizada de manera óptima.
Además de la infraestructura física, el marco regulatorio también plantea retos. «Las estrictas reglas de certificación en Europa, como la correlación horaria y geográfica de la electricidad renovable, incrementan artificialmente los costos del hidrógeno renovable», explica Fraile. Si bien estas medidas buscan evitar un aumento en las emisiones de CO₂, su implementación puede retrasar el desarrollo del sector.
Expectativas y objetivos para el futuro
Por otro lado, Hydrogen Europe subraya la importancia de cerrar la brecha entre las metas del programa Repower EU y la realidad del sector. Fraile explica que, aunque el hidrógeno renovable es visto como una alternativa al gas natural, su implementación en ciertos sectores, como la calefacción residencial, enfrenta barreras económicas y tecnológicas.
«El foco debe estar en sectores donde el hidrógeno pueda ofrecer un mayor valor agregado, como las refinerías y la producción de acero verde. Además, es esencial crear incentivos para los consumidores finales, promoviendo productos con una menor huella de carbono», afirma.
Fraile concluye: «Estas subastas no solo son necesarias, sino estratégicas para medir el progreso y fortalecer la confianza en el sector. Europa tiene el liderazgo y las herramientas para hacer del hidrógeno renovable una realidad».
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