La transición energética de Europa enfrenta un desafío crítico: la necesidad de acelerar el desarrollo de infraestructura eléctrica para integrar energías renovables, aumentar la electrificación y garantizar la competitividad económica. Según el informe 2024 de la Agencia de Cooperación de Reguladores de Energía (ACER), se requiere duplicar las inversiones actuales en redes eléctricas locales, nacionales y transfronterizas para alcanzar los objetivos climáticos de 2050.
Inversiones insuficientes y desalineadas
El informe destaca una alarmante brecha en las inversiones necesarias para satisfacer las demandas futuras. De acuerdo con el Plan de Desarrollo de Redes de la Unión Europea (TYNDP, por sus siglas en inglés), el 50% de las necesidades de capacidad transfronteriza identificadas para 2030 no cuentan con proyectos planificados. Esto equivale a 32 GW de capacidad faltante en 2030 y 37 GW en 2040. «Sin estas inversiones, Europa podría perder los beneficios de un mercado eléctrico interconectado, incluyendo la seguridad de suministro y la estabilidad de precios,» alerta ACER.
Además, algunos proyectos propuestos no están alineados con las necesidades identificadas, lo que genera un uso ineficiente de recursos. «La planificación basada en análisis robustos es clave para evitar inversiones innecesarias que incrementen los costos para los consumidores,» subraya el reporte.
Retrasos en permisos y construcción
Uno de los mayores desafíos para el desarrollo de infraestructura eléctrica en Europa es la larga duración de los proyectos, que promedia más de 10 años desde la planificación hasta la construcción. De ese tiempo, más de la mitad se destina a procesos de permisos, muchas veces obstaculizados por la oposición pública y la falta de alineación entre reguladores locales, nacionales y europeos.
El informe de ACER revela que el 66% de los proyectos de interés común (PCI) reportaron retrasos en su fecha de implementación, principalmente debido a demoras en la obtención de permisos. Estas dilaciones afectan directamente la capacidad de Europa para integrar nuevas fuentes de energía renovable, como los más de 500 GW de proyectos eólicos pendientes de conexión en países como Alemania, España e Italia.
«Es fundamental agilizar los procesos de permisos para garantizar que las capacidades necesarias estén disponibles a tiempo,» enfatiza el reporte. Asimismo, la falta de personal cualificado y la competencia global por materiales críticos agravan los desafíos de implementación.
La planificación integrada como solución clave
ACER hace un llamado a adoptar un enfoque multisectorial en la planificación de redes eléctricas, integrando gas, electricidad e hidrógeno para optimizar las inversiones y aprovechar sinergias entre sectores. «El futuro del sistema energético europeo dependerá de la capacidad de planificar de manera integrada y de coordinar acciones a nivel local, nacional y regional,» señala la agencia.
El uso de tecnologías innovadoras, como la digitalización y las tecnologías de mejora de redes (GETs), podría ser un cambio de juego en este ámbito. Estas soluciones no solo mejoran la eficiencia de las redes, sino que también reducen la necesidad de nuevas infraestructuras costosas.
Impacto en la competitividad y la asequibilidad
El informe advierte que los costos de las redes eléctricas podrían aumentar hasta un 60% para 2050, afectando la competitividad global de la UE. Las empresas y los consumidores conectados a redes de distribución asumirán la mayor parte de estos costos, que representarán dos tercios de las inversiones futuras.
«Es crucial mantener los costos bajo control mientras se acelera el desarrollo de infraestructuras,» destaca ACER. Propuestas como la revisión de tarifas de red y el establecimiento de mecanismos de financiación coordinados a nivel europeo son esenciales para equilibrar el impacto económico en los diferentes grupos de usuarios.
El camino hacia una transición energética exitosa
A pesar de los desafíos, el informe concluye que Europa tiene el potencial de superar estas barreras mediante una colaboración más estrecha entre los operadores de sistemas de transmisión (TSOs), operadores de distribución (DSOs) y los reguladores. «La cooperación es clave para garantizar que las inversiones en infraestructura eléctrica apoyen la transición energética y sean sostenibles a largo plazo,» afirma ACER.
Además, la agencia insta a los Estados miembros a fortalecer sus cadenas de suministro y a invertir en capacitación para superar la escasez de mano de obra cualificada, que se ha convertido en un cuello de botella crítico para el desarrollo de proyectos eléctricos.
Con una planificación adecuada, el desarrollo de tecnologías innovadoras y el compromiso de los actores clave, Europa puede consolidarse como líder global en transición energética, asegurando un sistema eléctrico competitivo, sostenible y accesible para todos.
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