La activación del Servicio de Respuesta Activa de la Demanda (SRAD) por Red Eléctrica de España (REE) el pasado 22 de mayo marcó un hito para el sector. Este mecanismo movilizó 609 MW y evitó la desestabilización del sistema eléctrico en un momento crítico, subrayando la importancia de la gestión de la demanda y la flexibilidad en la operación del sistema.
Carlos Martín Graña, Responsable de Operaciones de ENERJOIN, afirma que esta “es una buena noticia”, ya que demuestra la eficacia del mecanismo para el propósito para el que fue diseñado: garantizar la estabilidad del sistema eléctrico.
Sin embargo, en diálogo con Energía Estratégica España, el asesor también expresa preocupación sobre la dependencia de los consumidores industriales, quienes deben estar disponibles cada año, listos para reducir su consumo cuando sea necesario.
“Aunque actualmente la capacidad activada es suficiente, la creciente penetración de las energías renovables y menos tecnologías que brindan flexibilidad exigirá más potencia disponible en el futuro”, declara Graña.
Asimismo, plantea que, con un mayor desarrollo del almacenamiento energético, la necesidad de desconectar consumos podría disminuir. Sin embargo, hasta que el almacenamiento sea suficientemente robusto, la gestión de la demanda seguirá siendo fundamental para la seguridad del suministro.
En este sentido, sugiere que esto requerirá la inclusión de unidades de consumo más pequeñas y distribuidas geográficamente, lo que permitiría una respuesta más precisa, en determinados nudos del sistema eléctrico.
Esta perspectiva se alinea con la hoja de ruta de ENTRA, que aboga por la participación no discriminatoria de recursos energéticos distribuidos en todos los mercados eléctricos y el reconocimiento del papel activo de los consumidores y agregadores.
En su comunicado, desde la Coalición de Agregación y Flexibilidad, se resaltó la necesidad de una regulación nacional adecuada para los recursos energéticos distribuidos y la promoción de mercados locales de flexibilidad.
La reciente creación de la Subdirección General de Almacenamiento y Flexibilidad, establecida por el Real Decreto 503/2024, es vista como un paso positivo para impulsar estas iniciativas.
Alicia Carrasco, Directora Ejecutiva de ENTRA, hace referencia a la “necesidad del despliegue de gestión de la demanda y almacenamiento para apoyar seguridad de suministro, acompasar el crecimiento de generación renovable y optimizar el uso de las redes”.
De hecho, resalta que la subasta de SRAD necesitaba inicialmente 1.812 MW y sin embargo, sólo se ofertaron 953 MW por estos 19 proveedores, contratando finalmente 609 MW.
El SRAD, un mecanismo indispensable
Los expertos destacan la importancia de este mecanismo que es “la última salvaguarda” antes del apagón, ya que significa un freno de la actividad de electrointensivos para garantizar el abastecimiento a todos los españoles.
Graña reconoce que es una oportunidad económica para las industrias, subrayando que, aunque ninguna industria quiere detener su producción, la participación en el SRAD puede ser económicamente ventajosa si las activaciones son infrecuentes.
Las industrias pesadas, con alto consumo energético, son las principales beneficiarias, ya que pueden segmentar su consumo y ofrecer reducciones de potencia significativas sin necesidad de parar completamente su operación.
El mecanismo retribuye a los participantes por su disponibilidad una suma fija y por cada activación del servicio un extra que dependerá del valor del mercado de ajuste terciario, lo que puede representar ingresos significativos.
Por ejemplo, con una tarifa de 40,82 euros por MWh (precio de la última subasta), una industria que ofrezca un megavatio durante las 5.745 horas del año puede recibir alrededor de 236.000 euros, sin contar las compensaciones adicionales por cada activación.
Este 22 de mayo se activó, debido a una parada no programada de la central nuclear Ascó I. La proyección para este año es de un aproximado de 40 activaciones.
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