Hoy en día, las tres principales tecnologías que participan en la generación de electricidad en Castilla-La Mancha son: La eólica con un 34,4%; la nuclear con el 32,8%; y la fotovoltaica con un 17%.
Desde el año 2018, la eólica ha sido la energía con mayor porcentaje en este rubro, con la única excepción del 2020, donde fue superada por la nuclear, que alcanzó un 33,6%.
Además, en ese mismo periodo, la fotovoltaica fue la tecnología de mayor crecimiento, aumentando casi un 10%, desde los 7,3% que poseían hace cinco años.
En general, sumando también a el 2,1% de la hidráulica, el 1,4% de la solar térmica y un 2,2% proveniente de otras renovables, las tecnologías limpias alcanzan el 57,1% de la generación total en la Comunidad.
Por el lado de la potencia instalada, la eólica se encuentra a la cabeza con 4.515 MW, seguida por la fotovoltaica con 3.513 MW. Asimismo, combinadas suman 8.028 MW, es decir, un 69,89% del total que se encuentra en Castilla-La Mancha, que es 11.486 MW.
Nuevamente, cuando hablamos de crecimiento se destaca la fotovoltaica, que en 2018 se encontraba en 975 MW, y desde entonces desarrolló unos 2.538 MW nuevos.
Asimismo, el crecimiento de esta tecnología tuvo su impacto en el total de la potencia de renovables, que pasó de 5.846 MW hace cinco años, a los 9.139 MW actuales.
Hoja de ruta
Desde 2018 la Comunidad tiene el Plan Estratégico para el Desarrollo Energético de Castilla-La Mancha Horizonte 2030, donde se propone una serie de hitos a cumplir en materias de renovables.
Entre estos objetivos, está aumentar hasta un 78,6% la participación de energías limpias en la generación de energía. Además producir un 48% del total de energía primaria con fuentes renovables.
Además, se establece conseguir una cuota mínima del 32% de energías renovables en el consumo final de energía e incrementar hasta 1.763 MW la potencia eléctrica instalada proveniente de sistemas de autoconsumo.
Y así también, lograr en 2030 un 14% de participación de las energías renovables sobre el consumo total de energía en el transporte, y cubrir el 14% de las necesidades del transporte con biocombustibles de segunda generación.
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