La Fundación Renovables considera decepcionante el resultado final de las negociaciones de la COP29, finalizada este fin de semana en Bakú, Azerbaiyán. Los países ricos, los que históricamente más han contribuido a la crisis climática con sus emisiones de CO2, no han estado a la altura y han bloqueado hasta el final el acuerdo de financiación climática para los países vulnerables y en desarrollo.
El documento final incluye el objetivo de que los países desarrollados aporten 300.000 millones anuales para 2035 para un fondo que sirva a los países del Sur Global para adaptar sus economías a la crisis climática, pero también para afrontar las pérdidas y daños causados por el calentamiento del planeta.
Esta cifra es, sin duda, insuficiente y muy por debajo de las necesidades que tienen la mayoría de los países en desarrollo, muy expuestos a los efectos devastadores del cambio climático.
Aunque el acuerdo eleva la financiación respecto a la cifra aprobada en 2009 (100.000 millones), se ha pasado por alto los efectos de la inflación en estos países y cómo esta diluye el esfuerzo económico que, tal y como reclamaban las delegaciones de países africanos o de los pequeños estados insulares, debería haber sido al menos de 500.000 millones de dólares.
Se trata de una cifra insuficiente que además corre el riesgo de quedar en nada. Las anteriores negociaciones sobre financiación climática sirven de precedente, pues los países ricos llevaban ya cuatro años incumpliendo el objetivo de destinar 100.000 millones anuales a la financiación climática de los países en desarrollo.
Los malos resultados de esta cumbre no son casuales, sino que se enmarcan en un proceso de acuerdos poco ambiciosos en los que el lobby de los combustibles fósiles ha tenido mucho que ver.
Las últimas presidencias de la COP (Egipto, Emiratos Árabes y Azerbaiyán) han caído en manos de países con unos vínculos estrechos con los sectores petroleros y gasistas, lo que ha lastrado y entorpecido cualquier avance. Es necesario que la ONU saque al lobby fósil de estos procesos de negociaciones internacionales para garantizar la independencia absoluta.
Las negociaciones en mitigación tampoco han estado a la altura. Como ya ocurrió en Egipto y en Emiratos Árabes, la presidencia de la COP29 se ha plegado a los intereses del lobby fósil y no han permitido avanzar un texto de acuerdo que hable claro sobre el fin de los combustibles fósiles.
Desde Fundación Renovables consideramos inadmisible que año tras año se siga repitiendo este bloqueo. No es posible que una cumbre internacional como esta eluda mencionar sus acuerdos finales cualquier mención a los combustibles fósiles, causa principal del cambio climático.
Tampoco se ha avanzado en la necesidad de actualizar los NCDs (Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional), que son los planes de descarbonización que cada país remite a la ONU y se han pospuesto otras negociaciones clave.
Por último, las conversaciones para dar forma al Artículo 6 del Acuerdo de París y establecer un mecanismo sobre el mercado de carbono tampoco han dejado buen sabor de boca.
Se debería haber diseñado una herramienta que contribuya a descarbonizar la economía y regirse por el principio de quien contamina paga, pero finalmente se ha adoptado un texto que permitirá que los sectores fósiles puedan compensar sus emisiones.
Desde Fundación Renovables, no obstante, consideramos que aún hay margen para actuar y esperamos que la presidencia brasileña de la próxima Cumbre del Clima (COP30) pueda conducir las negociaciones hacia un escenario más ambicioso y alejado de las injerencias del lobby de los combustibles fósiles.
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