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julio 12, 2022
Demanda laboral. La importancia de promover la formación en un mercado renovable que se dispara
“Es el momento de fomentar la formación profesional y consolidar a las PYMES dedicadas al mantenimiento renovable”, asegura Alberto Ceña, Secretario General de la Asociación de Empresas de Mantenimiento de Energías Renovables (AEMER), en esta columna de opinión para Energía Estratégica España.

El manido concepto de sostenibilidad ambiental se aplica a la necesidad de que las actividades humanas preserven el medioambiente y garanticen que la naturaleza se mantenga con pocos cambios para las futuras generaciones.

Normalmente, esta sostenibilidad se centra en la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero, cuando debería haber otras propuestas sustentables como la reducción de micro-plásticos o un urbanismo racional. Pero esa es otra historia, pues estos temas no venden y, sobre todo, la monetización es compleja.

Recuerdo que cuando trabajaba en la Comisión Europea y supervisaba un proyecto de district heating, los finlandeses se quejaban de que este era un tema que tenía poco recorrido en nuestro país y, por lo tanto, no podían venirse a trabajar a España.

Cuento esta anécdota porque somos un destino, sin lugar a dudas, atractivo como enclave de la inversión en renovables, y además de la evaluación de los diferentes parámetros económicos a considerar, tiene otros factores que inclinan la balanza a nuestro favor: buen clima, baja densidad de población, gente abierta… y todo ello, a pesar del galimatías regulatorio energético y los cambios retroactivos de las normas.

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Ello ha supuesto la amplia presencia de fondos de inversión y un ambiente operativo excesivamente financiero.

No hace mucho se me quejaban varios socios de AEMER, alegando que con la mayoría de clientes es difícil mantener una discusión técnica en detalle, ya que en muchos casos los interlocutores son profesionales muy jóvenes que manejan de maravilla los excels y plataformas de monitorización, aunque sin saber muy bien lo que hay detrás y el porqué de las variaciones de los KPIs.

El problema es que sus jefes no se lo demandan, pues prestan mayor atención a los resultados financieros.

Por lo tanto, para que la sostenibilidad ambiental tenga sentido, es necesario que toda la cadena de valor en los proyectos renovables sea sostenible, pero en particular el último eslabón (el mantenimiento), que es muy relevante y estará presente más de 30 años, garantizando los tiempos de actuación, la calidad de los servicios y el cumplimiento de las previsiones técnicas y económicas del diseño de las plantas.

El día a día del mantenimiento es poco financiero y para que se consolide es imperativo desarrollar mecanismos que la sustenten, en especial la formación continua y la mejora de los salarios.

Cada día son más los antiguos parques que hay que mantener y cientos de grandes nuevos proyectos de energías renovables se incorporan al sistema eléctrico cada año, haciendo más difícil conservar a los técnicos altamente cualificados dentro del sector.

Mucho se habla de que faltan camareros para la temporada de verano, apuntando que la principal razón son los extendidos horarios laborables y, sobre todo, los bajos salarios.

De acuerdo con la Encuesta de Población Activa, la hostelería es la que tiene sueldos brutos medios más bajos, alrededor de los 1.336,6 €/mes, mientras que los más altos corresponden a actividades financieras y de seguros, con un sueldo bruto medio de 3.125 €/mes.

Estas cifras ayudan a justificar el comentario anterior sobre el elevado sesgo financiero del sector de las renovables y el relativo interés profesional para trabajar en el mismo, al menos en campo, donde se detectan y resuelven los fallos.

No existe una clasificación salarial específica para el mantenimiento renovable, por lo que es necesario fijarnos en el apartado de Operadores de instalaciones y maquinaria, y aquí el salario ronda los 1.776,7€/mes.

Indudablemente, sigue siendo alto comparado con la hostelería, pero los riesgos intrínsecos de la actividad y los desplazamientos constantes justificarían la diferencia. Ahora bien, no resulta un salario suficiente para mantener a los trabajadores ampliamente cualificados.

No hace mucho, otra empresa de mantenimiento me contaba que había perdido a dos trabajadores para irse a mantener hoteles, obviamente no de camareros, y el salario que les ofrecían estaba próximo al valor anterior, por tanto, se supone que prima la comodidad de no desplazarse decenas de kms (algunas veces cientos) todos los días, de un riesgo laboral mucho menor y con guardias más sencillas de cubrir.

Otro tema también interesante por las implicaciones que puede tener en el futuro a corto plazo es que normalmente los trabajadores prefieren trabajar antes en el sector de la energía fotovoltaica que en la eólica. Las razones son obvias y solo un tratamiento salarial diferenciado podría corregir esta tendencia peligrosa para un futuro sostenible nacional.

Esta es la foto y la pregunta cae por su propio peso: ¿Por qué las empresas de mantenimiento no pagan más? Pues, desgraciadamente, porque no se puede; a menos que se quiera ser expulsado del mercado.

Las consecuencias son que muchas veces los servicios se resienten, y dado que los ISP (Independent Services Providers) son el último eslabón de esta cadena de valor ya mencionada, se les hace responsables de los posibles e inesperados fallos y de la reclamación de garantías, teniendo negociaciones en paralelo con el departamento de compras del cliente (casi nulo conocimiento técnico) para cerrar la renovación de los contratos.

No es cuestión de llorar y desde AEMER seguimos intentando asentar el sello de calidad de ISPs.

El tema radica en que las áreas de decisión de inversión de los clientes no lo consideran como un diferenciador clave en el momento de evaluar proveedores y negociar esos contratos cada vez más ajustados. El mercado sigue apostando por el precio, a pesar de la elevada remuneración que han percibido en los últimos meses.

Es el momento para probar soluciones avanzadas, fomentar la formación profesional y consolidar a las PYMES dedicadas al mantenimiento y al suministro de servicios complementarios de calidad; pero también es necesario, es muy importante que se valoren dichos esfuerzos.

Un tema en el que quiero insistir en este artículo, es precisamente en el de la Formación Profesional, el gran talón de Aquiles de la educación en nuestro país.

Por lo que respecta a la Formación Reglada, existen dos niveles de Módulos Formativos: el Grado 3, que hace referencia a la gestión del montaje y mantenimiento de instalaciones renovables; y el Grado 2, más centrado en el mantenimiento propiamente dicho de todas las tecnologías. Estos Grados se han revisado recientemente por parte del INCUAL (versión anterior 2011), para adaptarlos a la situación del mercado.

El enfoque y la organización de los diversos contenidos de ambos grados han sido muy profesionales, pero se presenta un problema básico: la falta de material formativo y de equipos concretos sobre los que hacer las prácticas; de nuevo, mucho más complicados en la eólica que en la fotovoltaica.

En la actualidad hay diversas iniciativas por parte de empresas privadas que invierten en equipamiento similar al de campo y de ayuntamientos (por ejemplo, Borja en Zaragoza) para crear espacios donde impartir la formación y disponer, en el caso de la eólica, de góndolas de tamaño real.

De forma complementaria, se están desarrollando herramientas virtuales que representan las condiciones reales en las que se van a llevar a cabo las diferentes actividades, una experiencia más completa que el papel, pero también con un coste extra.

Para terminar, no podemos obviar los esquemas futuros de los concursos de acceso, donde se va a primar la creación de empleo local para obtener más puntos diferenciadores.

La no necesidad de deslocalización es una clara ventaja, así como el hecho de que los contratos sean de largo plazo (de hecho, para toda la vida profesional del trabajador; si decide quedarse, claro).

Una vez más, el problema es contar con la necesaria cualificación de los trabajadores locales y, sobre todo, que exista el incentivo suficiente para que mantengan una actividad continuada.

El problema de la sostenibilidad de la cadena de suministro en los proyectos de energía renovable, es más compleja que la ambiental, pues aquí parece que solo con invertir en los primeros eslabones (CAPEX) se cumple con los objetivos mencionados al principio de este artículo.

Este importante tema y los debates entre clientes y suministradores, serán abordados en la nueva edición de EXPOFIMER 2023, que se celebrará en Zaragoza los próximos 8 y 9 de marzo. Este certamen único en las ferias, consolida este último eslabón de la cadena de suministro.

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