Europa está avanzando en el desarrollo de un marco normativo necesario para impulsar el uso del hidrógeno como vector energético del futuro.
Fue clave en este proceso la publicación del acto delegado, el cual ha establecido la definición de lo que se considera hidrógeno renovable en la UE, y se ha aclarado el principio de «adicionalidad» para garantizar que los suministros de hidrógeno en 2030 estén relacionados con fuentes de energía renovable nuevas, evitando la mera sustitución de fuentes no renovables existentes.
«Esta normativa fomenta la seguridad jurídica y el crecimiento económico en el contexto de la transición hacia una energía más sostenible», afirma Alejandro Diego Rosell, Profesor de EOI y consultor en Nuvix Consulting.
En diálogo con Energía Estratégica España, observa que en España se presenta una excelente oportunidad, tanto por su capacidad natural para ofrecer tecnologías de almacenamiento que garanticen un suministro renovable continuo, así como para aprovechar la infraestructura gasística existente y los Hubs industriales o valles del hidrógeno, que pueden servir como polos de atracción de inversiones en este ámbito.
«España cuenta con una posición ventajosa en principio, pero el aprovechamiento de estas oportunidades dependerá de decisiones políticas y de la asunción de riesgos empresariales significativos», opina Rosell.
Aunque se espera que la demanda inicial de electricidad para la producción de hidrógeno sea baja, se prevé un aumento significativo con la implementación de electrolizadores a gran escala.
La UE ha fijado metas ambiciosas en el Plan REPowerEU, que busca alcanzar la producción de 10 millones de toneladas de hidrógeno renovable en la UE para el año 2030 e importar otras 10 millones de toneladas. Para lograr esta meta, se estima que se necesitarán 500 TWh de electricidad renovable.
Esto implica un desafío en términos de generación y suministro de electricidad renovable, pero también abre oportunidades para impulsar la transición hacia una economía más sostenible y libre de emisiones de carbono.
En la misma línea, este documento aclaró cuándo la electricidad utilizada en la producción de carburantes renovables de origen no biológico puede considerarse totalmente renovable. Estas se aplican específicamente a la producción de E-fuels, a través del proceso de electrólisis, e incluso se extienden a otros procesos de producción menos comunes.
Es importante destacar que estas normas son aplicables tanto a la producción dentro como fuera del territorio de la Unión Europea, lo que refleja el compromiso de la UE con el desarrollo del hidrógeno renovable a nivel global.
Asimismo, se definieron varias categorías y términos relevantes para su aplicación. Se fomenta el uso de la electrólisis como método para producir carburantes líquidos y gaseosos renovables de origen no biológico.
Se menciona, además, la posibilidad de obtener electricidad totalmente renovable para la producción de carburantes a través de una conexión directa a una instalación que genera electricidad renovable.
También se considera el uso de electricidad extraída de la red, estableciendo criterios específicos para determinar si dicha electricidad puede considerarse totalmente renovable.
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