A medida que la capacidad de generación de energía renovable crezca y los precios de la electricidad bajen cada vez más, se presentarán más situaciones en las que los generadores enfrenten dificultades para recuperar sus costos operativos, convirtiendo al almacenamiento en una oportunidad para no desalentar las inversiones en el sector.

Todas las tecnologías serán necesarias, pero las de larga duración cumplirán el rol protagónico para que estas pérdidas no sean tan significativas, así como permitirán mayor flexibilidad de suministro y un uso más inteligente de la red. 

“El almacenamiento necesita de un soporte público para que tome velocidad de crucero. Los ingresos de los proyectos no justifican hoy por si solos una inversión, así que estos programas de ayudas a la inversión son necesarios”, afirma Luis Marquina, refiriéndose a la convocatoria por 280 millones de euros para este tipo de proyectos recientemente publicada por el Gobierno. 

Corresponden a dos líneas diferenciadas: una para el almacenamiento independiente (‘stand-alone’) y el térmico -dotados con 150 y 30 millones, respectivamente- y otra, con los 100 millones restantes, a proyectos de bombeo reversible en centrales hidroeléctricas.

En diálogo con Energía Estratégica España, el Presidente de AEPIBAL, valora la decisión del ministerio por este paso adelante y espera la pronta publicación de la convocatoria de ayudas, antes de la definición política de Gobierno. 

Para los interesados en aplicar sobre el proceso, el experto destaca dos aspectos fundamentales: plazos y criterios de valoración.  

“Los plazos de conexión son muy ajustados, por lo que hay que tener mucha precaución con las expectativas de desarrollo de los permisos, algo que será aún más difícil tras la última modificación de los Anexos de la Ley 21/2013, de Evaluación Ambiental”, explica.

Asimismo, agrega que esta condición obliga a hacer una evaluación medioambiental simplificada a los proyectos de almacenamiento con baterías electroquímicas.

Por otro lado, manifiesta que los desarrolladores deberán tener en cuenta la ponderación propuesta de los criterios de la valoración de las solicitudes. 

Sobre esto, Marquina opinó que ”otorga demasiada importancia a elementos externos que en este momento no deberían ser prioritarios”. 

El almacenamiento… ¿alcanza como solución de los vertidos?

En el último borrador publicado del PNIEC, las energías renovables aportarán el 81% de la generación en 2030, frente al 74% del documento anterior. 

Para integrar esta cantidad de renovables en el sistema eléctrico es necesario el incremento de la presencia del almacenamiento energético hasta los 22 GW. 

Desde AEPIBAL se encuentran “satisfechos” con los aumentos en los hitos para las tecnologías de “storage” y su presidente destaca: “El almacenamiento es la pieza clave sobre la que pivota el despliegue de las energías renovables. Sin almacenamiento, no hay gestión de la energía y, por lo tanto, no hay seguridad de suministro”. 

Es por ello que sostiene que cuanto antes forme parte del modelo energético, plenamente integrado y desarrollando -e impulsando una industria local que ponga en valor la tecnología nacional-, “mejor será para todos”.

Pese a que actualmente España tiene uno de los niveles de vertidos más bajos (2%) con uno de los mix eléctricos más renovables, los analistas describieron que en el futuro el almacenamiento el almacenamiento no alcanzará para evitarlos hasta en 2035.

Los excedentes o vertidos económicos, tienen una proyección de alrededor del 5% de la generación total entre el 2025 y 2035, en caso de que se implementen 85 GW adicionales en 2030, es decir: 121 tWh de energía restringida.

Estos datos fueron obtenidos del estudio ‘El almacenamiento de energía de larga duración en España’ de Aurora Energy Research, que, además, señala que no se conseguirá eliminar esos vertidos renovables hasta 2035, especialmente con la incorporación de la producción eólica marina.

Aurora confirma que el almacenamiento de energía de larga duración es una forma rentable de reducir la dependencia del gas y, al mismo tiempo, evitar los vertidos o curtailments renovables.

Con el almacenamiento se puede asegurar el uso de la generación renovable mientras descienden las emisiones de CO2.