La actualización del PNIEC 2023-2030 establece objetivos más ambiciosos para impulsar la transición energética de España y desde el sector aseguran que el principal reto que propone este documento es cumplir con él en el tiempo restante hacia finales de década.
Para 2030, se espera que el 81% de la generación eléctrica provenga de energías renovables, con 76 GW de solar fotovoltaica y 62 GW de eólica. Además, se fija una meta de 22,5 GW de almacenamiento energético y la producción de 12 GW de hidrógeno verde.
Estos objetivos buscan reducir un 32% las emisiones de gases de efecto invernadero y mejorar la eficiencia energética en un 43%, consolidando a España en su camino hacia la neutralidad climática en 2050.
“De entrada, parecen números elevados, pero no imposible si lo comparamos con la velocidad a la que se ha instalado capacidad renovable en los últimos años”, opina José Luis Bernal Albendín, Director General del Instituto Tecnológico de la Energía y Recursos Hídricos (ITERH),
Sin embargo, en diálogo con Energía Estratégica España, el ejecutivo considera que la velocidad de desarrollo de proyectos eólicos “no es tan prometedora”.
De esta manera, señala que instalar más de 30 GW de eólica en siete años implica superar barreras administrativas, de inversión, y, lo más complejo, la resistencia social en ciertas zonas, como en Galicia, donde los movimientos han paralizado a más de 2 GW de potencia.
“El nuevo PNIEC tiene las intenciones correctas, pero la ejecución es otra historia”, enfatiza Bernal y suma dos retos a las prioridades: el desarrollo del almacenamiento y el despliegue del vehículo eléctrico.
Hasta el momento existen alrededor de 10 GW de baterías de ion de litio con solicitud de acceso y conexión a la red eléctrica, pero no avanza tan rápido como las previsiones optimistas del plan que prevé 12 GW.
“El coste de las baterías sigue siendo alto, y aunque hay avances prometedores, no estamos viendo la revolución que algunos auguraban hace unos años”, indica el referente de ITERH.
Asimismo, remarca la necesidad de incorporar vehículos eléctricos. El PNIEC fija una meta de 5,5 millones de unidades hacia 2030, “lo que suena tan ambicioso como decir que España ganará cinco mundiales seguidos en la próxima década”, opina el asesor.
Actualmente, hay en circulación unos 500.000 vehículos eléctricos, y las ventas anuales apenas rozan las 150.000 unidades, lo que dificulta visualizar la llegada en los próximos seis años a las cifras del PNIEC.
“Para que esto funcione, el Gobierno tiene que replantear seriamente su estrategia de incentivos, infraestructura de recarga y la fiscalidad del automóvil”, sugiere Bernal.
La electrificación del transporte será clave para dar lugar a las renovables que se exigen en este tiempo.
Es que equilibrar la demanda eléctrica y la generación renovable es una de las mayores complicaciones de este plan.
Lo bueno es que mes a mes la demanda eléctrica no deja de crecer, aunque a un ritmo más lento que la generación, por el momento.
El PNIEC prevé un aumento del 34% en la demanda eléctrica para 2030, impulsado principalmente por la electrificación del transporte y la producción de hidrógeno renovable.
“Este es el clásico dilema de qué es primero el huevo o la gallina: necesitamos más electricidad limpia, pero para generarla, necesitamos que el sistema esté preparado para soportar esa mayor demanda”, describe Bernal.
Y en este sentido, concluye que las redes eléctricas jugarán un papel clave, ya que será necesaria una red más inteligente que pueda gestionar estos flujos de energía de forma más eficiente.
Por último, cuestiona: “La digitalización de la red, el desarrollo de mercados de electricidad y el refuerzo de las interconexiones con otros países europeos son aspectos importantes que deben acelerarse si queremos cumplir con los ambiciosos objetivos del PNIEC. Pero claro, todo esto implica inversión, y la pregunta es si vamos a ser capaces de movilizar los fondos necesarios a tiempo”.
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