La necesidad de agua es otro de los desafíos que el mundo está viviendo producto de los grandes cambios climáticos. Encontrar formas de cubrir esta demanda requiere de desarrollos tecnológicos que estén alineados al cuidado del medio ambiente y sean libre de emisiones. 

Este es el propósito de la compañía noruega, Ocean Oasis, la cual avanza en su plan para probar en Gran Canaria su sistema de desalación de agua mar adentro aprovechando la energía de las olas. 

Esta planta está ubicada en el banco de ensayos de la Plataforma Oceánica de Canarias (Plocan), en Taliarte, Gran Canaria.

“Esperamos ser parte de la solución de la sequía en territorio pero el problema es excesivamente grande para afrontarlo solos”, explica Sebastián Feimblatt, Cofundador y Jefe de Operaciones de la firma. 

En el podcast oficial Mirando al Mar de Stier Training Centre, el ejecutivo explica que la exposición directa al océano Atlántico y la presencia de los vientos alisios proporcionan a Canarias un importante potencial energético undimotriz, especialmente en la costa norte de las islas, con datos estimados que oscilan entre 15-20 kW/m.

En este sentido, aunque tiene una estacionalidad, al igual que sucede en los proyectos ubicados en el norte europeo, esta es mucho menor. 

La energía undimotriz no necesita de materias primas y España promete liderar su desarrollo, siendo el país que mayor cantidad de proyectos de I+D+i tiene en marcha en toda Europa. 

Tiempo atrás, Raúl Villa Caro, Dr. Ingeniero Naval y Oceánico, indicó que la energía proveniente de las olas, y que su concentración es cinco veces mayor que la de la eólica, y de diez a treinta veces superior a la de la fotovoltaica.

En la actualidad más de 300 millones de personas dependen de la desalación para el suministro de agua, suponiendo alrededor del 1% del suministro total de agua dulce, mientras que el cambio climático y el agotamiento de los recursos tradicionales está incrementando la necesidad de desalación y se calcula que esta tendrá que duplicarse en 2030 para abastecer las necesidades de la población.

Según comenta Feimblatt, el principal objetivo es reducir el coste de procesamiento del agua potable y hacerlo más sustentable. 

Normalmente, la desalación requiere de mucha energía y no siempre se puede proveer con fuentes renovables. De esta manera, se reducen las emisiones de gases perjudiciales a la atmósfera.