La Xunta de Galicia ha adoptado una postura firme en relación con la transición energética, impulsando un modelo propio que busca equilibrar el desarrollo de proyectos renovables, particularmente en la energía eólica, con la aceptación social y la mitigación de los impactos locales.
Según Alejandro Labanda, responsable de Transición Energética en beBartlet, en diálogo con Energía Estratégica España, el proceso de transición en Galicia enfrenta desafíos considerables, tanto desde la perspectiva técnica como social, que requieren una intervención cuidadosa y bien planificada.
Esta es una de las regiones españolas con mayor potencial para el desarrollo de la eólica. Sin embargo, como menciona Labanda, “la situación es complicada”.
Uno de los factores más preocupantes es el proceso de judicialización que ha afectado a numerosos proyectos eólicos terrestres y marinos en la región, lo que ha ralentizado el desarrollo del sector.
Labanda explica que cada nuevo parque eólico propuesto enfrenta múltiples impugnaciones, lo que ha “paralizado la nueva potencia instalada en los últimos años”, afectando no solo el avance técnico, sino que tiene profundas implicaciones económicas y sociales.
Galicia ha sido históricamente un polo industrial y logístico, con una fuerte dependencia de sectores como la pesca y el turismo, pero también en la industria.
La falta de desarrollo en el campo de las energías renovables podría comprometer la capacidad de la región para atraer nuevas inversiones industriales y descarbonizar su economía.
Tal como señala el referente de beBartlet, “si no se desarrollan las renovables, no se va a poder mantener ni va a atraerse nueva industria”.
La apuesta por la energía eólica marina
Uno de los elementos más prometedores en el plan de la Xunta es el desarrollo de la energía eólica marina ya que Galicia, con sus extensas costas, se presenta como un territorio ideal para este tipo de proyectos.
Actualmente, es la comunidad que mayor capacidad acumula si se tienen en cuenta los pre-proyectos presentados en el MITECO. Son 8.958 MW, un 38,35% de los 23.356 MW en total.
Labanda destaca que “junto con Canarias, puede ser uno de los territorios más interesantes donde desarrollar eólica marina”. Sin embargo, reconoce que este camino no está exento de dificultades.
Una de las principales fuentes de oposición proviene del sector pesquero. Galicia es una región pesquera por excelencia, con puertos que representan una parte significativa de la actividad económica local.
Este sector se ha manifestado activamente contra los proyectos de energía eólica marina, temiendo que las instalaciones interfieran con las áreas de pesca y afecten su sustento.
“El gremio de los pescadores tiene una gran capacidad de movilización”, sostiene el especialista y en este sentido opina que “si los conflictos con la comunidad continúan “no será una zona propicia donde iniciar con el calendario de subastas”.
Estrategias de la Xunta para mitigar la oposición
Ante este panorama, la Xunta de Galicia ha desarrollado un enfoque proactivo para intentar reducir la oposición y avanzar en la implementación de las energías renovables.
Entre las medidas más innovadoras, se encuentra la Ley de Recursos Naturales, que prioriza los proyectos eólicos vinculados a desarrollos industriales, buscando integrar de manera más visible los beneficios económicos de las renovables con la actividad local y es algo innovador para España.
Este proyecto incluye la creación de una empresa pública de energía en Galicia, que permitirá invertir en proyectos renovables y gestionar parte de la producción eléctrica.
Este modelo no solo busca impulsar el desarrollo local, sino también generar un impacto positivo en los consumidores al reducir el coste de la energía. En palabras de Labanda, la Xunta “quiere mostrar un impacto tangible del despliegue renovable en atracción de industria, en reducción de precios para los consumidores”.
El diálogo constante y la participación ciudadana son otras piezas clave en la estrategia del Gobierno gallego.
En este sentido, Labanda subraya la importancia de la sensibilización y la necesidad de que los promotores de los proyectos eólicos marinos trabajen estrechamente con las comunidades afectadas, en particular con el sector pesquero.
“Diálogo, diálogo y diálogo”, recalca, afirmando que la única forma de avanzar es sentarse a la mesa con los actores locales, explicarles los proyectos y mostrar cómo se puede compatibilizar la actividad pesquera con el desarrollo de la eólica marina.
Retos a nivel normativo y social
A pesar de las medidas adoptadas, Galicia sigue enfrentando varios retos. Uno de los principales es la falta de un marco regulatorio claro a nivel estatal que permita a las comunidades autónomas participar activamente en la planificación y desarrollo de los proyectos de energía eólica marina.
Tal como lo describe el ejecutivo de beBartlet, hasta ahora, las empresas desarrolladoras han avanzado sus proyectos principalmente con el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (MITECO), sin una consulta previa con los gobiernos autonómicos.
Este enfoque ha generado tensiones, y la Xunta está buscando cambiar este paradigma, abogando por un mayor protagonismo en las fases iniciales de los proyectos, tal como lo enfatizó el director general de Planificación Energética y Minas, Pablo Fernández Vila, en uno de los eventos de Future Energy Summit en Madrid.
Un futuro de oportunidades
A pesar de los desafíos, Galicia tiene un potencial enorme en el ámbito de las energías renovables, y particularmente en la eólica marina.
Con una capacidad objetivo de 3 GW de energía offshore en España, es crucial que la región avance en esta dirección para cumplir con sus compromisos climáticos y asegurar un futuro energético sostenible.
Labanda concluye que la clave del éxito reside en hacer las cosas bien desde el principio, fomentando un despliegue renovable “con paz social y un impacto positivo”.
La Xunta ha tomado las riendas de la discusión pública con acciones, entendido que la única forma de lograrlo es a través de la creación de espacios donde las comunidades locales sean protagonistas y beneficiarias directas de las renovables, asegurando que el desarrollo de estas se haga de manera inclusiva y respetuosa con las actividades económicas tradicionales de la región, como la pesca.
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