En un entorno internacional marcado por desafíos políticos y económicos, Portugal busca consolidar su liderazgo en la transición energética mediante la ampliación de su capacidad renovable, con gran foco en la solar -tanto de gran escala como distribuida- y el desarrollo de soluciones de almacenamiento. 

Según Jerónimo Meira da Cunha, Associated Director | Markets & Business Development – Energy & Resources en EY Portugal, 2025 es un año crítico, ya que marca la mitad del camino hacia los objetivos climáticos de 2030. 

Principalmente, duplica el objetivo en fotovoltaica con 20,4 GW operativos a finales de decada, frente a los 9 GW del PNEC anterior. 14,9 GW están destinados para plantas a gran escala y 5,5 GW para generación distribuida.

En diálogo con Energía Estratégica España, el analista comenta que “esto obliga a evaluar si estamos alineados con las metas trazadas y, si es necesario, ajustar la trayectoria para alcanzarlas”.

El país se destaca especialmente en el desarrollo de energía solar, con 2,5 GW asignados en licitaciones recientes y aproximadamente un 25% ya operativo. Además, la implementación del Decreto Ley 15/2022 abre la puerta a entre 11 y 12 GW adicionales de capacidad solar por desarrollar, consolidando a Portugal como un actor clave en el panorama renovable europeo. 

Según Meira da Cunha, “los procesos de hibridización, repotenciación y optimización de activos existentes podrían añadir otros 1 o 2 GW a la red, maximizando el uso de los recursos disponibles”.

Uno de los mayores desafíos que enfrenta el sector es el licenciamiento ambiental, debido a la creciente oposición local hacia nuevos proyectos. 

“La distribución justa de los beneficios, como la compensación a municipios o acuerdos de suministro energético con las comunidades, puede ser una herramienta clave para mitigar la resistencia social”, explica el ejecutivo de EY, quien también subraya la importancia de una regulación que incentive la digitalización y optimización de los activos actuales.

El almacenamiento energético emerge como una solución estratégica para abordar la volatilidad del mercado eléctrico y garantizar una mayor integración de energías renovables. 

Se espera que en 2025 entren en operación los primeros proyectos de baterías, marcando un hito en la capacidad de Portugal para gestionar eficientemente la energía generada por fuentes renovables. 

“El almacenamiento será esencial no solo para estabilizar el sistema, sino también para facilitar la incorporación de nueva capacidad renovable sin comprometer la infraestructura existente», afirma el experto.

Aunque el país no ofrece incentivos directos como tarifas garantizadas, compensa esta carencia con un marco regulatorio más estable, recursos naturales excepcionales y un ecosistema de innovación que fomenta la competitividad de sus proyectos. 

Meira da Cunha resalta que «Portugal es un destino atractivo para industrias que buscan ubicaciones con energía limpia, económica y confiable».

Además, 2025 estará marcado por la transposición de directivas europeas como RED III y las relacionadas con el mercado interno de electricidad. 

Estas medidas podrían abrir oportunidades en sectores emergentes como el hidrógeno y la bioenergía, acelerando la transición energética y posicionando a Portugal como líder regional en innovación energética.

A medida que el país avanza hacia sus metas de 2030, el éxito dependerá de su capacidad para superar desafíos regulatorios y sociales, optimizar su infraestructura y fomentar la demanda eléctrica en sectores clave como el transporte y la industria. 

La implementación de soluciones innovadoras y una planificación estratégica serán determinantes para que Portugal consolide su liderazgo en energías renovables y contribuya a los objetivos globales de descarbonización.