En el día de ayer Teresa Ribera presidió por última vez la Comisión de Energía entre los ministros de los 27 estados de la Unión Europea.
Con un gran balance de gestión en el que se pudieron definir medidas clave para la transición energética como la modificación del mercado eléctrico europeo, el fomento a biogases e hidrógeno y el paquete de apoyo a la industria eólica europea.
Todas estas fueron en consonancia con las prioridades marcadas por España previo a su asunción seis meses atrás: «Agilizaremos la tramitación de expedientes legislativos vinculados al Fit for 55, como el paquete de Gas e Hidrógeno, y los reglamentos de eficiencia energética», ha afirmado Pedro Sánchez.
Todo ello se ha logrado. En entrevista con Energía Estratégica España, Carlos Martín Graña, Responsable de Operaciones en ENERJOIN, destaca el “balance positivo” de esta gestión y opina que “la política ha sido mejor fuera que dentro de nuestras fronteras”.
¿Qué conclusión tiene de la presidencia española en gestión energética?
Creo que la Presidencia en materia de gestión energética ha sido bastante activa, aunque complicada. No sólo por la situación coyuntural, sino por las elecciones en España.
Si bien se han cumplido muchos objetivos creo que no todos han sido de la forma que le hubiera gustado a la Ministra Ribera, pero al final la política es ceder y creo que han gestionado mejor fuera que dentro de nuestras fronteras.
Por tanto, en general, un buen trabajo.
¿Cuáles fueron los principales logros en materia energética?
La reforma del mercado energético era el principal objetivo y se ha sacado adelante, aunque seguramente para ello se han sacrificado muchas posturas como el ceder a mantener los mercados marginalistas o ceder a la tecnología nuclear.
Pero era importante la reforma y aunque es más una renovación que una reforma, es bienvenida en el sector.
Otro punto caliente relacionado con la Transición energética era el hidrógeno y su desarrollo y aunque se han firmado varios acuerdos y regulaciones, creo que ahora mismo hay más lagunas de las que había hace meses.
Ejemplo de ello es el hidroducto Barcelona-Marsella y las idas y vueltas del proyecto o que cada vez menos gente en el sector vea el H2 como algo atractivo o sobre todo rentable.
Seguimos teniendo que mejorar en los acopios de GNL de cara a la independencia de Rusia de la UE pero parece que las restricciones (o no) a las importaciones de GNL va a ser cosas de los países y quedará por ver qué pasará con las ayudas por la crisis.
Estamos viendo cómo cada país esta tomando diferentes estrategias para proteger a sus consumidores ante la imposibilidad de negociar una postura común, que habrá que ver como afecta a la competitividad entre países.
Además, falta por ver si quieren mantener medidas que hace tiempo son inútiles como el mecanismo de tope de gas o el límite de los 180€/MWh para el TTF.
¿El balance es positivo o negativo para el sector energético? ¿Por qué?
En general creo que ha estado bastante bien la gestión energética hecha como presidenta de la UE en materia de energía y me da cierta pena ver como algunas buenas políticas implantadas fuera no serán llevadas a cabo aquí, como puede ser repensar el cierre de las nucleares.
Creo que la deuda pendiente es que se hayan podido aplicar políticas globales, ya que de nada vale que tengamos unas ideas generales y que cada país haga lo que quiera después.
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