La demanda de electricidad en España sigue cayendo en medio de un entorno social e industrial dominado por la crisis económica y con los efectos colaterales de una transición energética que no acaba de consolidarse.
Según el último informe de Red Eléctrica en septiembre ha registrado un descenso del 2,4% con respecto al mismo mes del año pasado, una vez descontados los efectos de temperatura y laboralidad.
En lo que va de 2023, la demanda acumula una caída del 4,3%, la mayor desde 2009.
“Para hacer frente a esta situación, es urgente establecer políticas que impulsen la reactivación económica y la competitividad, mediante medidas fiscales, monetarias y regulatorias que estimulen la inversión, el empleo y, como consecuencia, el consumo en general y la demanda eléctrica en particular”, señala Abelardo Reinoso, Consultor y Asesor Técnico de Redes Eléctricas y Energía.
Por otro lado, refiere al hecho de que se propagan ideas y se promulgan ciertas medidas para fomentar el uso eficiente de la energía, tanto por parte de los consumidores como de los productores.
Esto implica promover hábitos responsables, optimizar los procesos industriales y utilizar tecnologías más avanzadas que reducen el consumo energético.
Ya que no es sencillo asignar qué parte de la caída de la demanda es debida a la crisis y cuál a las medidas de eficiencia y ahorro, Reinoso sostiene: “Como punto de partida conviene revisar los objetivos de crecimiento del país, en términos de productividad y, como efecto, su impacto en la demanda eléctrica que se previsto en el nuevo PNIEC en revisión”.
En diálogo con Energía Estratégica España, el experto reconoce entre los factores que han influido en la baja demanda eléctrica:
- La menor actividad económica e industrial, reflejo de la actual y creciente crisis económica y a la desaceleración global. El consumo eléctrico de las grandes empresas ha bajado un 10,6% en los últimos doce meses, según el Índice Red Eléctrica (IRE). Los sectores más afectados han sido el metalúrgico, el textil y el automovilístico.
- El aumento del autoconsumo fotovoltaico en empresas y hogares, que ha crecido un 47% en el último año, según la Unión Española Fotovoltaica (UNEF).
- Las condiciones climáticas suaves, que han reducido la necesidad de climatización en el mes de septiembre. Según REE, las temperaturas medias de septiembre han sido inferiores a las del año pasado en todas las regiones, excepto en Canarias. Además, las precipitaciones han sido superiores a la media histórica en gran parte del territorio.
Otras consideraciones para tener en cuenta, según el experto son:
- La subida del precio de la electricidad en el mercado mayorista (POOL), que ha alcanzado una media de 103,34 €/MWh en septiembre, un 7,6% más que en agosto, un 3% más que en Europa y un 57,6% menos que hace un año.
Tal como explica Reinoso, el precio se ha visto presionado por la menor producción eólica y fotovoltaica y por la mayor demanda de los ciclos combinados de gas (CCG), que han cubierto el hueco térmico. Los CCG y la hidráulica regulable han marcado el precio en el 70% de las horas.
Las renovables generaron el 42,1% del total de electricidad, aunque la producción eólica media diaria descendió un 12,8% y la fotovoltaica se redujo un 20,72%. En paralelo, el hueco térmico alcanzó el 23,5% del ‘mix’ de generación, su máximo en lo que va de año.
- La disminución del saldo exportador eléctrico, que ha caído un 77,9% respecto al año pasado.
España ha pasado a ser importador neto de electricidad desde Francia, debido a la mayor disponibilidad del parque nuclear francés, que ha recuperado su capacidad tras las paradas por mantenimiento.
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