El 2023 será clave para la determinación del cumplimiento de los objetivos de transición hacia el nuevo modelo energético basado en renovables. 

España cuenta con un potente tejido industrial para la eólica offshore, aunque no termina de consolidar la regulación necesaria para iniciar su propio mercado nacional. 

En entrevista con Energía Estratégica España, Javier Monfort, Country manager de BlueFloat Energy, habla sobre las expectativas para los próximos 12 meses. 

Para el ejecutivo, la estructura de la subasta ha de permitir un equilibrio acertado entre aceptación social, retorno territorial, viabilidad técnica y eficiencia económica. 

Asimismo, subraya que los mayores avances tecnológicos de la actividad vendrán del lado de la búsqueda por la optimización de las plataformas y sistemas flotantes. 

¿Cómo definiría el año 2023 para el sector de la eólica marina?

Sin duda debe ser el año decisivo, donde se finalice el paquete regulatorio asociado a la eólica marina. 

De forma que se disponga el marco legal definitivo en relación a la tramitación y obtención de los permisos, así como la definición del calendario y estructura de los concursos, tanto para proyectos precomerciales como comerciales

¿Qué desafíos implica el desarrollo de este mercado desde cero en España y cómo beneficia su inicio el tejido industrial ya consolidado?

A nivel regulatorio, el marco normativo que está pendiente por aprobar tiene la importante labor de establecer unas bases reguladoras donde se dispongan unos criterios de evaluación para los futuros concursos que promuevan proyectos de eólica marina ejemplares a nivel técnico, pero también a nivel ambiental y socioeconómico. 

De esta manera se podrá garantizar que la eólica marina en España goce de la aceptación social de todos los agentes implicados, tan necesaria para que los proyectos sean sostenibles a largo plazo. 

Para ello, es imprescindible tomar nota de las experiencias en otras geografías y, en este sentido, BlueFloat Energy dispone de una visión amplia gracias a los desarrollos que está promoviendo bajo diferentes marcos regulatorios y en las lecciones aprendidas en la implantación de otras tecnologías renovables en España, para capitalizar los aciertos  y evitar los errores cometidos en el pasado.

Por otro lado, si bien España parte de una muy buena posición en comparación con otros países que están apostando fuerte por esta tecnología, es necesario dar las señales adecuadas para una correcta planificación de las inversiones de toda la cadena de valor asociada y en las infraestructuras navales y portuarias.

Para ello es fundamental disponer nuevamente del calendario de los concursos a corto y medio plazo. 

El desafío por tanto es desplegar y aumentar las capacidades de toda la industria a tiempo para poder dar servicio, no solo a los múltiples desarrollos que ya están en marcha en el exterior, sino a los futuros parques que se implanten en nuestro país.

¿El último documento de impacto ambiental, publicado a fines del año pasado, como adelanto de los POEM es una buena señal?

La obtención de la Declaración de Impacto Ambiental Estratégica de los POEM es un paso fundamental y necesario en la definición del marco legal que, en el caso de los POEM, se ha de consolidar mediante la aprobación final vía Consejo de Ministros, que esperamos se produzca de forma inminente en los próximos días.

¿Espera que se celebre la subasta de eólica marina en el primer semestre del 2023, como estaba previsto? 

Dependerá fundamentalmente de la celeridad en la publicación del marco legal y definición de las bases del concurso. 

Los plazos desde luego son ajustados y no hay mucho margen de maniobra, pero sigue siendo fundamental para el sector el poder celebrar un concurso durante el año 2023.

La celebración de este concurso entendemos que es una oportunidad para apostar por un modelo de desarrollo renovable que ponga el territorio en el centro.

¿Qué criterios considera que se deberán tener en cuenta?

Se deben disponer de criterios de adjudicación que no sólo primen exclusivamente  la eficiencia económica, como ha sido tradicionalmente el caso de las subastas renovables terrestres, sino que pongan en valor la concertación con el territorio, mediante  el diálogo temprano, la transparencia y la participación ciudadana.

También espero que se valore la caracterización previa de las propuestas, como elemento fundamental para asegurar la solvencia técnica de las ofertas.

La estructura del concurso ha de permitir un equilibrio acertado entre aceptación social, retorno territorial, viabilidad técnica y eficiencia económica.

¿Existe el riesgo de que el concurso deje su cupo vacante como ha ocurrido en las últimas dos subastas renovables?

Lo ocurrido en las dos últimas subastas terrestres obedecen a causas diferentes que deben ser analizadas por separado. 

En el caso de la subasta termosolar, el hecho de quedar desierta obedece a la concatenación de riesgos que observaron los promotores, fundamentalmente el tener que ganar dos concursos por separado, en primer lugar la subasta de régimen económico, y posteriormente el concurso de acceso y  conexión.

Difícilmente se podría acceder a solicitudes de conexión individuales en zonas con recurso solar adecuado, 

Esto, probablemente hizo elevar los retornos (precio de venta de la electricidad)  esperables para cubrir este riesgo adicional. 

En el caso de la eólica marina, y al menos en los primeros concursos de parques comerciales, la hoja de ruta indica que los concursos proporcionarán acceso y conexión, régimen económico y concesión de la lámina de agua, por lo que el problema observado en la subasta termosolar no se producirá. 

En referencia a la última subasta, y fundamentalmente la nula adjudicación de capacidad fotovoltaica, se debe, principalmente, a que el mercado ofrece opciones de compra de energía que en el balance riesgo-rentabilidad más adecuadas que el régimen económico ofrecido por el Gobierno de España, según los inversores.

En buena medida se debe a su madurez fruto de la capacidad instalada y financiada de la tecnología fotovoltaica. 

De nuevo, la eólica marina se encuentra en una situación diferente: donde los primeros parques comerciales, al igual que ha ocurrido con todas las tecnologías renovables, deberán acudir a subastas.

Por tanto, la clave es definir de forma correcta y realista el precio de reserva adecuado para la primera generación de parques eólicos marinos en España.

¿Se esperan desarrollos tecnológicos y/o novedades que alienten la competitividad de la tecnología este año? 

Desde el punto de vista tecnológico, seguiremos viendo avances en los niveles TRL de algunas tecnologías flotantes. 

Se espera que en 2023 y 2024 algunos conceptos progresen y se afiancen, contribuyendo así a la validación de la tecnología y a la reducción de riesgos. 

El desarrollo de las tecnologías es un proceso de optimización y mejora continua prolongado en el tiempo. 

En el mercado de las tecnologías flotantes, dicho desarrollo tendrá que darse en relación a la industrialización del proceso de fabricación y montaje y a la optimización del diseño. 

Estos aspectos beneficiarán al desarrollo del mercado por el impacto directo que tienen sobre el tiempo de ejecución de los proyectos y la reducción de costes, repercutiendo directamente en el valor de la energía ofertada.

Por otra parte, este año se celebrarán concursos de eólica marina a nivel comercial en varios países como Francia, Australia, Reino Unido y Taiwan, entre otros, además de España. 

Estos concursos, en los que se espera exista mucha competencia, servirán de referencia y palanca para que la tecnología, al igual que lo que ocurrió con la de cimentación fija, alcance la madurez y escala necesarias para convertirse progresivamente en una tecnología más competitiva en costes.