Teresa Ribera, candidata a la vicepresidencia ejecutiva de la Comisión Europea para la Transición Limpia, Justa y Competitiva, se enfrenta a una serie de desafíos y expectativas en su nuevo rol, un tema que generó amplio debate en el Parlamento Europeo.
En su comparecencia ante las comisiones de Medio Ambiente, Asuntos Económicos e Industria, Ribera destacó su compromiso con el Pacto Verde europeo y la descarbonización de la industria, prometiendo apoyo a las empresas europeas para competir en un mercado global.
“Es un discurso positivo y bienvenido en Europa, donde Ribera tiene una buena imagen, pero en España sus políticas no han sido igual de inclusivas”, sostiene Carlos Martín Graña, Responsable de Operaciones de ENERJOIN.
En diálogo con Energía Estratégica España, el analista comparte su opinión respecto a los dichos de la Vicepresidenta tercera, destacando los logros basados en la penetración de renovables pero haciendo énfasis en la “poca capacidad de negociación que tuvo como ministra” que se pondrá a prueba en caso de obtener el cargo en la CE.
Entre los puntos destacados, Ribera planteó su visión sobre los objetivos de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero para 2030 y 2040. Estas metas incluyen una reducción del 90% respecto a los niveles de 1990 y la neutralidad en carbono para mediados de siglo.
Frente a ello, Graña considera que sostener este tipo de mensajes a nivel europeo “es un objetivo suicida para la Unión Europea”, subrayando las consecuencias económicas de estos compromisos a largo plazo.
Dejando de lado el debate por la DANA y poniendo el foco en el mercado energético, la energía nuclear y el debate sobre el equilibrio en el mix energético fue otro de los aspectos que llamó la atención en el discurso de Ribera.
Durante su intervención, defendió la elección de la combinación energética como una prerrogativa nacional.
Sin embargo, no abordó explícitamente el calendario de cierre de las plantas nucleares tal como lo defiende en España, lo cual ha generado una duda en contradicciones.
“Es increíble que no hable del tema nuclear en España, donde su postura ha sido una cruzada antinuclear y se ha mostrado abierta a los planes de algunos países que pretenden incluso su crecimiento”, comenta Graña, quien considera que a diferencia de su propuesta en Europa, en el país no se ha tenido muy en cuenta al sector nuclear y ha sido una de las fallas en cuanto a su capacidad de negociar, “priorizando las renovables y no teniendo en cuenta su aporte”, según explica el analista.
Una transición energética con luces y sombras
Martín Graña considera que el gran reto de Ribera ha sido crear una transición energética equilibrada en España. Aunque destaca que la cuota de renovables en el mix energético ha aumentado, el ejecutivo critica la falta de planificación para igualar el ritmo de la generación con el consumo industrial.
“Ribera se ha centrado en la generación de energía renovable, pero ha ignorado el equilibrio con el consumo”, remarca.
Entre las expectativas no cumplidas señala que el bajo costo en el mercado mayorista no se traduzca en tarifas finales competitivas para los consumidores y la industria.
“Es paradójico que en un país con una de las mayores revoluciones renovables en marcha no se tenga la factura energética más baja de Europa”, opina.
¿Qué puede aportar Ribera desde Europa a España?
Con su posible llegada a la Comisión Europea, algunos esperan que Ribera contribuya a alinear las políticas energéticas europeas con las necesidades y desafíos específicos de España.
Graña considera que, aunque es positivo tener una figura española en un alto cargo europeo, el éxito de Ribera en Europa dependerá de su capacidad para escuchar a todos los actores del sector, algo que ha sido una carencia en su mandato.
“Creo que en Europa se encontrará con muchas posturas enfrentadas y debería haber negociado mejor con distribuidores, generadores nucleares e industrias, no solo con el sector renovable”, opina.
Al mismo tiempo, su experiencia en la transformación del mix energético de España, donde las energías renovables han alcanzado un 50-55% de participación, podría ser una carta favorable para la UE.
“Ribera ha sido capaz de cambiar el mix energético español, casi eliminando el carbón, y eso le gusta a Europa”, señala el ejecutivo, quien también reconoce que el cambio a un enfoque de transición verde y digital será un aspecto positivo en la Comisión.
El impacto de un cambio en la política energética europea
La candidatura de Ribera representa para muchos la posibilidad de profundizar en la transición energética de la UE, con una visión de economía circular y competitividad justa en el mercado global.
Sin embargo, su éxito dependerá de la aprobación del Parlamento Europeo y de su capacidad para adaptarse a un entorno político diverso y exigente.
Tras la audiencia, los coordinadores de las comisiones responsables evaluarán su candidatura y enviarán una recomendación a la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, quien presentará al equipo en una sesión plenaria prevista para fines de noviembre.
Para Ribera, este nuevo rol en la Comisión Europea podría significar un cambio en su enfoque y una oportunidad para superar los desafíos enfrentados en España.
Y, en cuanto a su reemplazo en España, aún solo hay especulaciones y ninguna confirmación pero para el referente de Enerjoin, “la llegada de sangre nueva a la política energética española es positiva, pero el reto es grande en Europa, donde se espera un liderazgo que considere a todos los sectores y que construya un mercado energético equilibrado y competitivo”.
Este pais de paranoicos oportunistas, incompetentes para presentar ninguna solución, como de costumbre, prefiere «cegar para que el otro no vea»