La segunda subasta del Banco Europeo de Hidrógeno, organizada con un presupuesto de 1.200 millones de euros, promete consolidar al hidrógeno renovable como pieza clave de la transición energética.
Sin embargo, los expertos del sector señalan desafíos significativos en su diseño, entre los que destacan las exigencias de garantías, plazos ajustados y criterios tecnológicos restrictivos, pero reconocen a estas como la oportunidad de apoyar proyectos viables.
El gerente de H2CYL, Javier Robador, destaca que esta nueva subasta introduce elementos positivos, como el límite del 25% en componentes tecnológicos chinos para los electrolizadores.
“Valoramos muy positivamente que se limite la capacidad de electrolisis proveniente de China, pero debería extenderse al resto del equipamiento de las plantas”, afirma.
Aún así, en diálogo con Energía Estratégica España, el directivo advierte que las exigencias de garantías financieras están diseñadas para favorecer a los grandes actores del mercado, lo que “pone más trabas al desarrollo de pequeños proyectos, cuando deberían ser prioritarios para diversificar la industria”, según sostiene.
Precios y oportunidades estratégicas para España
El precio sigue siendo un punto clave en la competitividad de los proyectos presentados. Según Brais Armiño Franco, socio de AtlantHy, “España tiene el potencial para producir el hidrógeno más barato de todo el continente”.
En la primera subasta, los precios españoles alcanzaron los 5,8 euros por kilo de media, mejorados solo por Grecia y Suecia.
España y Portugal son señalados como líderes en esta convocatoria, repitiendo su protagonismo de la primera subasta.
En la primera subasta, lanzada en noviembre de 2023, tres de los siete proyectos europeos seleccionados fueron españoles, de los cuales finalmente dos obtuvieron más de un tercio de los 694 millones dispuestos al firmar los acuerdos de financiación
La madurez de los proyectos en la región es un factor decisivo. “Vemos que muchos proyectos siguen avanzando y definiéndose técnicamente, lo que garantiza su capacidad de competir en esta convocatoria”, apunta.
Robador, por su parte, llama la atención sobre la falta de equidad en las condiciones. «No tiene sentido exigir garantías tan altas para proyectos de 5 MW, cuando los grandes desarrolladores están enfocados en proyectos mucho mayores», señala.
Esta crítica coincide con las opiniones de otros expertos que ven necesario un diseño más inclusivo.
Armiño destaca que el bajo precio es un reflejo de la maduración técnica de los proyectos españoles.
«Muchos proyectos en España están en condiciones de presentarse y lo harán, lo que refuerza su posición estratégica en el mercado europeo», asegura.
No obstante, el consultor también critica las limitaciones del diseño de la subasta. “Los proyectos más competitivos serán aquellos vinculados directamente a industrias como la química o el transporte marítimo, sectores con una alta capacidad de compromiso de compra”, explica. Este enfoque, según agrega, excluye a proyectos emergentes que podrían ser igual de relevantes.
Plazos ajustados y expectativas de resultados
Los plazos establecidos también son objeto de debate. Según Robador, el período de cinco años para la puesta en marcha es razonable, pero la exigencia de una decisión final de inversión en solo 2,5 años podría ser problemática para algunos desarrolladores. “Si ya tienes un acuerdo con un consumidor potencial, este plazo puede ser excesivo”, comenta.
Por otro lado, el Profesor de EOI y Consultor en Nuvix Consulting, Alejandro Diego Rosell, enfatiza que el éxito de la subasta dependerá de cómo se implemente. «Si lo ejecutan bien, esto podría ser un cambio de juego; si no, será un gran ‘casi'», advierte.
El objetivo: los proyectos seleccionados deben estar operativos para 2030, contribuyendo significativamente a los objetivos climáticos de la UE.
Subastas como Servicio: Una Innovación
El modelo de «Subastas como Servicio» representa un enfoque innovador dentro de las estrategias de financiación de la Unión Europea para la producción de hidrógeno renovable. Implementado en el marco del Fondo de Innovación, este sistema permite a los Estados miembros aprovechar la estructura de las subastas europeas para respaldar proyectos que, a pesar de su calidad técnica, no logran obtener financiamiento debido a limitaciones presupuestarias.
¿En qué consisten? El mecanismo permite a los Estados miembros canalizar fondos nacionales para apoyar proyectos que participaron en subastas del Banco Europeo de Hidrógeno pero no fueron seleccionados.
Estos proyectos, al cumplir con los estrictos criterios de evaluación del Fondo de Innovación, pueden ser financiados sin necesidad de realizar procesos adicionales de licitación a nivel nacional. Esto reduce significativamente la carga administrativa y optimiza recursos, tanto para los Estados como para los desarrolladores.
España, Austria y Lituania se adhirieron al esquema. Entre los tres países destinarán más de 700 millones de euros de fondos nacionales para respaldar proyectos de producción de hidrógeno renovable en sus respectivos países, lo que eleva la dotación del Innovation Fund a cerca de 2.000 millones de euros.
El gobierno español, en particular, destinará entre 280 y 400 millones de euros, lo que la convierte en un actor clave en la transición hacia energías más limpias.
En este sentido Rosell remarca que el verdadero valor de esta iniciativa radica en el modelo de Subastas como Servicio, ya que “permite a países como España o Austria apoyar proyectos rechazados en la convocatoria principal”.
Este giro en el proceso de subasta, según el experto, es “inteligente y pragmático” y tiene el potencial de “reciclar” proyectos aún en el mercado que pueden contribuir significativamente a la transición energética.
Expectativas futuras
De cara al futuro, los expertos esperan que el presupuesto de la subasta se incremente en próximas convocatorias. Según Chatzimarkakis, de Hydrogen Europe, “esperamos que los 1.000 millones de euros restantes se asignen a futuras subastas para garantizar que los proyectos continúen recibiendo el apoyo necesario”.
La segunda subasta del Banco Europeo del Hidrógeno representa un paso crucial en la transición energética de Europa. Sin embargo, como concluye Rosell, “el camino será complejo, pero necesario para marcar territorio en la energía limpia”.
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