El lanzamiento del calendario de licitaciones de energía eólica offshore flotante en Portugal marca un hito en la transición energética de Iberia.
A diferencia de propuestas más ambiciosas planteadas en años anteriores (10 y 8 GW), el Gobierno ha fijado un nuevo objetivo de 2 GW.
Para Rafael Menéndez Cuiñas, Senior Principal y experto en eólica marina de AFRY Management Consulting, esta cifra es coherente con las capacidades del país, ya que, una meta superior, habría generado un exceso de producción, sin una demanda interna capaz de absorber la energía producida, provocando curtailment y afectando la rentabilidad de los proyectos.
En diálogo con Energía Estratégica España, recuerda que “actualmente los vertidos ya amenazan al sector energético y las interconexiones con España son limitadas”, lo que refuerza la necesidad de ajustar los volúmenes de generación a la realidad de la red portuguesa.
Modelo centralizado secuencial: una estrategia para mercados emergentes
Portugal ha optado por un modelo centralizado secuencial, diferenciándose del esquema «todo en uno» que plantea España y que es habitual en mercados con mayor madurez, como Alemania o Dinamarca.
“Retrasar la competición económica unos años permite capturar la bajada de precios esperada en el corto plazo”, explica el analista y señala que este enfoque, donde primero se adjudican las áreas marítimas y luego se define el apoyo económico mediante CFD (Contracts for Difference), es más adecuado para evitar procesos especulativos.
La dilación es clave en tecnologías como la eólica flotante, donde se espera una significativa reducción de costes en los próximos años, a medida que avance la industrialización de componentes como los flotadores.
A diferencia del modelo unificado como el español, donde la necesidad de fijar precios en una etapa temprana obliga a los oferentes a incorporar mayores márgenes de incertidumbre, el modelo secuencial ofrece mayor flexibilidad y reduce el riesgo financiero, procurando una energía más barata.
Tamaño de los parques: equilibrio entre escala y capacidad industrial
Respecto al tamaño de los parques, Menéndez Cuiñas apunta que las áreas previstas rondarán los 500 MW, entre 400 y 600 MW, “un tamaño razonable para equilibrar inversión y capacidad industrial”.
De ser así, cada parque requeriría la construcción de unos 25 flotadores, considerando turbinas de entre 15 y 20 MW. “Dos flotadores pueden tener el tamaño de un estadio de fútbol; construir 10 o 15 en cinco años no es sencillo”, comenta el ejecutivo de AFRY.
Esta dimensión responde a un criterio técnico-industrial: es lo suficientemente grande para atraer inversiones significativas y generar economías de escala, pero sin desbordar las capacidades actuales de infraestructura portuaria y manufactura.
A modo comparativo, Francia ha iniciado su desarrollo de eólica flotante con subastas de 250 MW, mientras que Malta se orienta hacia los 300 MW.
Un aspecto crítico será la gestión de la evacuación de energía, especialmente en el norte del país, donde coincidirán proyectos portugueses y posibles desarrollos en Galicia. La capacidad de la red para absorber estos flujos determinará en gran medida la eficiencia del despliegue.
LCOE: una carrera hacia la competitividad
El LCOE de la eólica offshore flotante sigue siendo uno de los principales retos para su consolidación. Actualmente, se dice que los costes pueden oscilar entre los 100 y menos de 300 €/MWh, dependiendo de variables como la profundidad del mar, distancia a la costa y diseño de interconexión.
Según Menéndez Cuiñas, para bajar la barrera de los 100 €/MWh será necesaria una industrialización masiva que podrá ser posible más cerca del 2050 y remarca: “A día de hoy, los flotadores se fabrican casi de forma artesanal; sin demanda industrial, no veremos una bajada real de precios”.
De la misma manera, sostiene que la expectativa de una reducción del 30 % en los costes para 2030, como se planteó en el foro de WindEurope, está condicionada al ritmo de industrialización del sector.
La referencia más cercana en el tiempo es la de la subasta francesa, donde el pasado mes de diciembre se adjudicaron dos bloques de entre 230 y 280 MW de eólica flotante a Narbonaise, propiedad al 50% de Ocean Winds y Banque des Territoires; y el de Golfe de Fos, propiedad al 50% de EDF y Maple Power.
El precio del CfD fue de 92,70 €/MWh y 85,90 €/MWh durante 20 años, respectivamente. Por su parte, el precio medio ofertado fue de 106,29 €/MWh y 103,24 €/MWh.
Sin embargo, el asesor de AFRY explica que “estos resultados no incluyen los costes de interconexión, lo que hace que los precios sean artificialmente bajos”.
En este sentido, subraya que es un error esperar que Portugal alcance cifras similares, dado que el diseño de su proceso incluirá todos los costes asociados.
Criterios no económicos: sostenibilidad y aceptación social
Siguiendo las directrices de la Unión Europea, Portugal incorporará criterios no económicos en la evaluación de ofertas. Esta práctica, cada vez más extendida en subastas europeas, busca evitar que el precio sea el único factor determinante, fomentando proyectos que integren beneficios sociales, ambientales e industriales.
Aspectos como la colaboración con comunidades locales, el impulso a pymes nacionales, la sostenibilidad ambiental o la ciberseguridad serán considerados en la adjudicación. Este enfoque no solo mejora la aceptación social de los proyectos, sino que también fortalece el tejido industrial y tecnológico del país.
Francia, Alemania y Malta ya aplican este tipo de criterios, reservando hasta un 30 % de la ponderación total a estos aspectos.
Portugal sigue esta línea, consolidando un modelo de desarrollo renovable más inclusivo y resiliente.
“Los desarrolladores que trabajan bien el engagement local consideran estos criterios una ventaja competitiva”, afirma el analista y aclara que este enfoque fomenta proyectos más sostenibles, con un impacto positivo en las comunidades y en la industria nacional.
Una apuesta estratégica para liderar en eólica flotante
Más allá del coste de generación, Menéndez Cuiñas destaca que la eólica offshore tiene un valor estratégico para Portugal: “Este tipo de proyectos genera un empleo industrial que otras renovables no ofrecen”, señala.
Con factores de carga superiores al 50 %, la eólica marina flotante aportará estabilidad al sistema eléctrico, además de impulsar sectores como la logística portuaria, la manufactura de componentes y la tecnología de anclajes.
El ejecutivo concluye que la decisión de avanzar con una meta de 2 GW, bajo un modelo flexible y adaptado, posiciona a Portugal como un referente en el desarrollo responsable de la energía eólica offshore.
El calendario definitivo de la subasta será anunciado antes de julio, cumpliendo con los plazos establecidos en el despacho oficial, y consolidando al país en el mapa europeo de la transición energética.
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