Tras años de declive en el interés por las subastas de energías renovables (RES), Polonia se prepara para una nueva temporada de licitaciones, con la expectativa de revivir el atractivo de este mecanismo de apoyo para los inversores del sector. Este cambio de tendencia, anunciado por la Oficina Reguladora de Energía (ERO), refleja la evolución del mercado energético en un contexto de estabilización de precios y adaptación a las dinámicas poscrisis.

Un sistema que se reinventa

Las subastas de este año, programadas entre el 9 y el 17 de diciembre, incluirán dos categorías principales: tecnologías con capacidades instaladas de hasta 1 MW y superiores a 1 MW. Estas categorías, enfocadas principalmente en fotovoltaica y eólica terrestre, contarán con un presupuesto combinado de 10.04 mil millones de PLN. La mayoría de los recursos (21.7 TWh) se destinarán al segmento de grandes instalaciones, subrayando la intención del gobierno polaco de impulsar proyectos a gran escala.

El renacimiento del interés por este sistema contrasta con la tendencia observada desde 2021, cuando los precios crecientes de la energía llevaron a los desarrolladores a buscar alternativas fuera de las subastas, como contratos de compra de energía a largo plazo (PPA). Sin embargo, la caída de precios desde 2023 ha vuelto a poner en valor las subastas como herramienta para garantizar ingresos estables y reducir riesgos en proyectos de energía renovable.

Ventajas y desafíos del modelo de subastas

Para algunos inversores, las subastas siguen siendo una opción atractiva para asegurar el financiamiento de sus proyectos. Según un representante del sector, «participar en una subasta ofrece una garantía de estabilidad, lo que facilita la obtención de préstamos en términos favorables». Además, la previsión de precios de adjudicación entre 300 y 350 PLN/MWh parece competitiva frente a los actuales precios de mercado en la bolsa POLPX, que rondan los 400 PLN/MWh.

Sin embargo, no todo son ventajas. Las reglas actuales de liquidación, que requieren la devolución de ingresos en caso de balances positivos, han llevado a algunos ganadores de subastas a abandonar este sistema debido a la prolongación en los plazos de retorno de inversión. Además, los precios negativos en momentos de alta generación fotovoltaica y la incertidumbre sobre futuros costos de componentes, como los módulos solares chinos, añaden complejidad a la ecuación.

Perspectivas del sector

Empresas como Orlen, Tauron y Enea han expresado su interés en las subastas, aunque destacan la necesidad de ajustar parámetros como los precios de referencia para reflejar mejor las condiciones actuales del mercado. Para Enea, las subastas son «necesarias para entidades que buscan flexibilidad en la financiación de proyectos de RES«, pero señala que el modelo PPA sigue siendo una alternativa competitiva.

Por su parte, Grzegorz Wiśniewski, presidente del Instituto de Energía Renovable, advierte que los modelos de negocio tradicionales, basados en precios promedio anuales, deben adaptarse a la nueva realidad del mercado. Según él, «la rentabilidad de la generación fotovoltaica está disminuyendo, especialmente durante los picos de generación, cuando los precios pueden incluso ser negativos».

Las subastas de RES en Polonia están retomando su relevancia en un entorno donde la estabilidad financiera y la reducción de riesgos son clave para los inversores. Aunque el modelo enfrenta desafíos inherentes a un mercado en constante cambio, sigue siendo una herramienta vital para fomentar el crecimiento de las energías renovables y cumplir con los ambiciosos objetivos de transición energética del país.

Este diciembre marcará un punto de inflexión para el sector, que busca equilibrar innovación, rentabilidad y sostenibilidad en medio de un panorama energético dinámico.