La reciente propuesta del Ministerio de Energía de Lituania para suspender temporalmente la segunda subasta eólica offshore ha generado debate sobre su impacto en los objetivos de transición energética y la confianza de los inversores. Linas Sabaliauskas, director general de la Lithuanian Wind Power Association (LVEA), asegura a Strategic Energy Europe que, en el corto plazo, la suspensión no afectará los objetivos energéticos inmediatos, ya que el país cuenta con 4700 MW de proyectos de energía eólica terrestre en desarrollo. “La energía offshore estaba prevista para entrar en operación hacia 2032”, explica Sabaliauskas.
Sin embargo, los efectos a largo plazo de esta medida despiertan preocupaciones sobre la capacidad de Lituania para cumplir sus ambiciosos objetivos energéticos, incluida la operación de 1400 MW de capacidad eólica offshore para 2028. Esta meta fue considerada por Sabaliauskas como una “declaración audaz” del anterior ministro de Energía, dado que los cronogramas del sector indican un panorama más conservador.
Estabilización de precios vs. competitividad del mercado
Uno de los argumentos del gobierno para la suspensión es minimizar el impacto en los precios de la electricidad para los consumidores. Sin embargo, en palabras de Sabaliauskas, el diseño actual de las subastas eólicas offshore podría perjudicar la competitividad del mercado energético lituano. “Con 6000 MW de capacidad eólica terrestre y otros 6000 MW de solar ya asegurados, agregar energía offshore con prioridad de despacho por 15 años y contratos por diferencias (CfD) podría dominar el 60% del consumo energético nacional, generando riesgos de manipulación del mercado”, advierte.
Sabaliauskas también destaca que la capacidad limitada de interconexión comercial con Polonia y la falta de incentivos para proyectos de hidrógeno verde agravan estos riesgos. “Incluso con un aumento en el consumo interno de 4-5 TWh hacia 2030, la energía offshore podría sobrecargar el mercado y desalentar nuevas inversiones en proyectos terrestres más competitivos”, afirma.
Impacto en la confianza de los inversores
El aplazamiento de la subasta se suma a un historial de cambios regulatorios que han erosionado la confianza de los inversores extranjeros en el sector eólico de Lituania. Sabaliauskas recuerda que en 2021, empresas líderes como Orsted, RWE y Total estaban listas para invertir, pero abandonaron el mercado en 2022-2023 tras la modificación de los mecanismos de apoyo y el cambio en las condiciones de las subastas.
“La confianza ya estaba dañada. Ahora debemos reconstruirla desde cero”, comenta Sabaliauskas. Además, señala que el rediseño del actual proceso de subasta permite declarar un ganador incluso si solo hay un participante, un enfoque que podría desalentar la competencia y enviar señales negativas al mercado.
Lecciones de los países vecinos
En este contexto, los ejemplos de Polonia y Estonia ofrecen valiosas lecciones para Lituania. Sabaliauskas enfatiza que es crucial evitar subestimar la capacidad de los inversores para calcular riesgos y rendimientos. “No se trata de competir contra el mercado, sino de colaborar con los desarrolladores. Cambiar las reglas de la subasta a último momento, como se ha hecho en Lituania, solo ahuyenta a los participantes”, explica.
En contraste, Estonia destaca por su enfoque calculado y estable. “Mientras Lituania corre de un lado a otro sin éxito, los estonios piensan y calculan dos veces, logrando resultados correctos desde el primer intento”, comenta Sabaliauskas.
¿Un camino a seguir?
Para garantizar condiciones favorables para los consumidores y desarrolladores, Sabaliauskas recomienda un enfoque más estratégico y reflexivo. “Si el gobierno decide continuar con las subastas bajo las mismas condiciones, los inversores privados podrían detener sus proyectos terrestres y abandonar el país, un golpe devastador para la confianza en Lituania”, advierte.
Aunque el impacto inmediato de la suspensión de la subasta sea limitado, el futuro del sector eólico offshore en Lituania depende de la capacidad del gobierno para restaurar la confianza de los inversores y diseñar políticas que promuevan un mercado competitivo y sostenible.
La subasta suspendida estaba destinada a asignar un parque eólico offshore de 700 MW en el Mar Báltico. Esta capacidad formaba parte de una estrategia más amplia para diversificar la matriz energética del país y reducir su dependencia de importaciones energéticas. Sin embargo, la incertidumbre en las políticas y las constantes revisiones regulatorias han hecho que Lituania enfrente retos únicos en comparación con sus vecinos bálticos.
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