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octubre 28, 2022
Comunidades energéticas y subastas. Una nueva oportunidad para brindar más beneficios a los consumidores
El desarrollo de la generación distribuida permite la creación de nuevas formas de ofrecer beneficios a los consumidores. El asesor de eficiencia y autoconsumo colectivo, Borja Pallás Espuig, comparte con Energía Estratégica España explica las innovaciones en este segmento y sus desafíos.

La nueva legislación que reglamenta el mecanismo de las subastas, brinda la oportunidad de diversificar los actores que participan de ella, dando lugar, por ejemplo, a las entidades formadas para la creación de comunidades energéticas. 

¿En qué consiste? El asesor de eficiencia y autoconsumo colectivo, Borja Pallás Espuig, perteneciente al equipo de Senda Comunidades Energéticas, explica que la asociación formada puede invertir en una pequeña instalación para generar nuevos recursos para sus asociados

Estos pueden mejorar las condiciones de distribución, cubrir otras necesidades como puede ser de sistemas de calefacción o sumar servicios como puntos de carga para la movilidad eléctrica. 

Esta metodología de generación de energía para los consumidores es la más aceptada y la que más ventajas proporciona directamente a los consumidores. 

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Permite adaptar su mecanismo a la necesidad de cada comunidad y brindar acceso a la energía eléctrica renovable a aquellos que no cuentan con el espacio o el dinero para tener su propia instalación. 

Tal es así que la región noreste, donde surgieron los principales grupos contrarios al desarrollo de las renovables, es la región que más comunidades energéticas creó, según detalla, en diálogo con Energía Estratégica España, el asesor.

Tres modelos que se destacan entre las múltiples alternativas

El más abarcativo es el de la conformación de cooperativas, que asocia a pequeñas comunidades para obtener beneficios por la producción a escala. 

En este caso se puede ver una organización mucho más consolidada, formal, con una estructura más compleja que atraviesa límites geográficos entre localidades. 

Por otro lado, las comunidades energéticas formadas por grupo de vecinos o empresarios, por ejemplo, que necesitan conformar una entidad jurídica específica para llevar a cabo su tramitación.

Por último, las iniciativas que tienen como socios inversores a instituciones públicas, como los ayuntamientos, donde se realiza la instalación de autoconsumo para distribuir esa energía entre los vecinos. 

En estos casos es donde más se ve la posibilidad de brindar el servicio de manera gratuita para los consumidores más vulnerables. 

Por su parte, el integrante de Sendas remarca que es una herramienta que le da el poder al consumidor de gestionar un recurso que tiene disponible y que “no vale pensar un modelo que encaje en todos los sitios, sino crear uno en base a los objetivos e intereses de sus integrantes”.

Retos por superar

“Aunque cada día crece con mayor fuerza, aún existe mucho desconocimiento sobre las comunidades energéticas y su gestión, tanto desde la administración como en la población”, comenta Pallás Espuig. 

Asimismo, sostiene que aunque la actual legislación beneficia más que antes el desarrollo de esta modalidad de autoconsumo, la falta de definiciones en la legislación retrasa el otorgamiento de permisos. 

Según describe, una instalación puede tardar en conseguir su puesta en marcha entre 8 meses y un año, plazo que considera que podría acortarse si se respeta la normativa vigente en cuanto a los puntos de acceso y se simplifican algunos procedimientos.

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