La semana pasada tuvo lugar Europe Future Energy Virtual Summit 2023, un evento organizado por Future Energy Summit (FES) donde los profesionales de la industria fotovoltaica, eólica marina y terrestre debatieron sobre el futuro del mercado español en particular, y europeo en general, en modalidad virtual y gratuita.

En el marco del tercer panel de la primera jornada, titulado “Ingeniería y desarrollo de proyectos para un mercado en expansión”, la Business Development Manager España de BlueFloat, Ainhoa Villar comentó: “2023 debería ser el año del despegue de la eólica marina en España”.

“No nos podemos permitir un retraso, más del que ya hay. Tenemos unos plazos muy justos para alcanzar los objetivos de 2030, y los de más allá. Es necesario tener el calendario claro en estos meses«, indicó la directiva.

Además, remarcó que el tiempo será un factor clave en el crecimiento de esta tecnología, dada la preparación que necesitará la industria, y también el personal cualificado que será empleado. 

En este sentido, señaló algunos de los puntos normativos que deberían desarrollarse a lo largo de este año, para cumplir con estos plazos. En primer lugar, subrayó la aprobación de los POEM.

“Es lo primero que hay que hacer. Creemos que se hará de forma inminente por parte del ministerio, que entendemos que está ultimando los detalles”, explicó la ejecutiva.

Asimismo, hizo hincapié en el paquete regulatorio que falta establecer, empezando por las bases de la subasta de esta tecnología y los criterios socioeconómicos que también tendrán.

Cabe recordar que, de acuerdo a un relevamiento que realizó Energía Estratégica España, BlueFloat, junto a Sener, avanzan con cuatro proyectos por casi 3 GW en costas españolas.

Fuente: Energía Estratégica España

Comparativa con otros países

En comparación con otras subastas que se realizan en países de la región, Villar comentó algunos puntos que la administración local podría incorporar en el concurso nacional. Por ejemplo, explicó que en España se adjudican de forma conjunta la lámina de agua, el acceso y conexión a la red y el régimen retributivo.

“En otros mercados, esta estructura se divide en dos fases, una en la que te dan la lámina de agua y tienes una serie de años para investigar esa zona desde el punto de vista técnico y ambiental. Y recién ahí, poder más adelante presentarte a un concurso de pura tarifa”, indicó la directiva.

Siguiendo esta idea, resalta que en países como Australia y Escocia existe un criterio de preclasificación, que sirve para garantizar que los interesados que se presenten a la subasta tengan la capacidad técnica y financiera para llevar a cabo el proyecto.

“Pero a la vez, conviene ser lo suficientemente flexibles, como para que todo tipo de empresas puedan participar, y que no se limite a una serie de empresas de perfil más tradicional. Con esta preclasificación se garantiza que haya una diversidad de empresas que puedan participar, que todas ellas tengan la disponibilidad de fondos para desarrollar los proyectos”, concluye Villar.