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Alfredo García
abril 24, 2024
Antes del 2035. «El cierre de los reactores nucleares aumentaría el desarrollo de instalaciones de gas natural»
Alfredo García, operador nuclear y divulgador científico, asegura que el cierre de los reactores provocaría el desarrollo de más instalaciones de gas natural. El plan de desmantelamiento de las centrales nucleares que planea llevar a cabo el gobierno español antes del 2035 genera miradas contrapuestas. ¿Cuáles son los fundamentos detrás?

La crisis energética global generó la necesidad de diversificar las fuentes de energía y avanzar hacia la descarbonización. En ese marco, la  energía nuclear es uno de los sectores que más debates y miradas contrapuestas genera en Europa, ya que por un lado hay países que apuestan e invierten en este tipo de tecnología, mientras que otros promueven el cierre de las centrales, como España.

El gobierno de Teresa Ribera, se ha propuesto desmantelar todas las centrales nucleares antes del 2035. Actualmente en España hay siete reactores, de los cuales cinco están operativos y dos en etapa de desmantelamiento. El plan del actual gobierno es empezar por desactivar el reactor Almaraz I en 2027 y Almaraz II en 2028, seguidos de Ascó, Cofrentes, Vandellós y, en mayo de 2035 el último Trillo.

Esta estrategia genera la aceptación de un sector que asegura que es una energía no renovable que genera impactos ambientales indirectos, por la construcción y operación de las plantas. Además, manifiestan que esta tecnología genera residuos radioactivos que requieren almacenamiento seguro y gestión a largo plazo. 

Quienes promueven el desmantelamiento de las centrales nucleares aseguran que los principales desafíos de este tipo de tecnología son la seguridad, la gestión de residuos y los costes económicos que requiere la construcción de las plantas.

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Por otro lado, hay un sector que está en contra de desmantelar los reactores españoles y promueve este recurso. Alfredo García, operador nuclear y divulgador científico, asegura que la nuclear es un complemento para las energías renovables y advierte que el cierre de las centrales generará más instalaciones de gas natural.

“Mientras quememos gas natural para producir energía eléctrica en España, necesitaremos centrales nucleares. La experiencia demuestra que cuando se cierran centrales nucleares se instalan centrales de gas natural, aumentando las emisiones y el precio de la electricidad. El gas es el auténtico rival de la energía nuclear, no las energías renovables, que son perfectamente complementarias”, asegura García en diálogo con Energía Estratégica España.

“Las centrales nucleares actuales, prácticamente amortizadas,contribuyen a mantener unos precios bajos de la electricidad, al mismo tiempo que ayudan a dar estabilidad a la red eléctrica frente a alteraciones debidas a averías o fenómenos atmosféricos, algo muy complicado de conseguir solo con energías renovables variables”, agrega.

Además, propone un mix eléctrico que esté compuesto por 70% de fotovoltaica, eólica e hidráulica y un 30% de nuclear. “Para conseguirlo, deberíamos seguir operando los 7 reactores actuales y construir en torno a 10 GW nucleares más (de 6 a 8 nuevos reactores) con capacidad de seguimiento de carga para cubrir las ausencias de las energías renovables y sustituir la mayor parte de la producción eléctrica con gas natural”, detalla García.

Gestión de residuos nucleares

Uno de los principales puntos de debate es la gestión de los residuos nucleares. Quienes aplauden el desmantelamiento de los reactores manifiestan que los mismos generan residuos radiactivos que pueden ser peligrosos para el futuro. Además, manifiestan que el desarrollo de esta tecnología puede contribuir a la proliferación nuclear.

Mientras que, quienes promueven a la energía nuclear como un factor clave para la transición energética aseguran que la gestión de residuos es un tema resuelto. 

La gestión segura de los residuos radiactivos está técnica y humanamente resuelta desde hace muchas décadas cumpliendo con los estándares internacionales, teniendo una legislación clara, gestionándolos con profesionales altamente cualificados y con los medios necesarios. La política ha trasladado a la opinión pública que tenemos un problema de seguridad con los residuos radiactivos, cuando el problema es puramente político y artificial”, manifiesta García.

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