El sector de las energías renovables en España se encuentra en un punto crítico de transición hacia un futuro más sostenible y respetuoso con el medio ambiente. En este contexto, es crucial comprender y trabajar con las comunidades locales para garantizar el éxito de los proyectos de energía limpia.

Cluster 17 en colaboración con beBartlet han presentado el primer estudio elaborado en España sobre la percepción de la sociedad de políticas públicas de Transición ecológica. Para su elaboración han desarrollado un nuevo método de segmentación en 16 “clusters”. 

«Segmentar mensajes y generar narrativas que apelen a determinados grupos sociales es clave para obtener la licencia social en el desarrollo de proyectos renovables», afirma Alejandro Labanda, Director de Transición Ecológica de beBartlet. 

En diálogo con Energía Estratégica España, explica que los resultados de este estudio son un gran complemento para los trabajos con la comunidad que realizan las empresas, que tiene un componente más local.

Sin embargo, el directivo aclara que estos datos permiten identificar quiénes apoyan y quiénes se oponen al despliegue renovable, optimizando así los recursos y esfuerzos para el desarrollo exitoso de proyectos. 

¿Cuáles son las conclusiones más destacadas?

Uno de los puntos más destacados es el fenómeno del negacionismo climático, que afecta a aproximadamente un tercio de la población. 

Este grupo, identificado mayoritariamente como votantes de Vox y pertenecientes al cluster Patriota, tiende a residir en municipios de 3.000 a 10.000 habitantes en zonas interiores del país.

En cuanto al apoyo a las energías renovables, se evidencia una división en la percepción sobre su despliegue. 

Por ejemplo, los votantes de Vox muestran un alto grado de escepticismo hacia las energías renovables, mientras que grupos como los Arraigados y Conservadores sorprenden al apoyar mayoritariamente proyectos renovables, especialmente los parques solares.

Un cuarto de la población no cree que las renovables sean una buena solución y se opone a estos proyectos. Entre los que los apoyan, la mayoría cree que deben revertir beneficios en el territorio.

Dos tercios de la población muestra un fuerte respaldo a la idea de imponer un impuesto extraordinario a los ingresos de las empresas energéticas como una forma de financiar la transición ecológica, ya que se perciben como un actor clave que puede contribuir a su financiación con impuestos y/o inversiones.

“Resulta llamativo que incluso votantes del PP y los Conservadores estén mayoritariamente a favor de esta medida, lo que sugiere un cambio en la percepción sobre el papel de las empresas en la lucha contra el cambio climático”, observan en el estudio.

Hay cierto consenso entre clusters en que se les obligue a invertir en renovables, pero más división sobre si deben pagar más impuestos.

El apoyo entre sectores de población con bajos  ingresos (74%) y sectores con altos ingresos (48%). 

“Nos resulta interesante esta metodología que logra reflejar las contradicciones que se presentan sobre un sector complejo con evolución tecnológica, que sucede más rápido que la capacidad de la sociedad para adaptarse y conocer estas nuevas tecnologías», concluye Labanda. 

Un 57% cree que los vehículos eléctricos no son una buena solución para luchar contra el cambio climático

Aunque un 57% de la población española considera que los vehículos eléctricos no son una solución efectiva para combatir el cambio climático, la opinión sobre esta tecnología varía significativamente entre diferentes grupos sociales. 

Si bien existe un escepticismo generalizado, ciertos segmentos de la población, como los Arraigados y Conservadores, aún no han formado una opinión definida al respecto.

Un hallazgo anti intuitivo es que los perfiles de mayor edad tienden a ser menos escépticos respecto a esta tecnología, desafiando la percepción común.

La brecha en la percepción se hace evidente al observar el amplio contraste entre los Progresistas, con un 95% a favor de incentivar el reemplazo de los coches de combustión por vehículos eléctricos, y los Anti-asistencialistas, con solo un 17% de apoyo a esta medida gubernamental.

Se destaca también que la falta de apoyo a la compra de vehículos eléctricos y la carencia de una red de carga adecuada pueden ser factores determinantes detrás de la baja percepción de esta tecnología, especialmente entre los segmentos Enfadados y Conservadores.

Para muchos referentes del sector, la introducción de cada vez más vehículos eléctricos en las carreteras españolas, además de reducir la emisión de gases de efecto invernadero considerablemente, será clave para aumentar la demanda de energía.

De esta manera se podrá equilibrar el mercado, se reducirán los vertidos, se dará garantía de rentabilidad y podrá instalarse nueva potencia para alcanzar los objetivos propuestos en el PNIEC. 

Sin embargo, Labanda remarca que otro de los aspectos que encendió una alerta en este estudio de opinión pública es que “la noción de la lucha contra el cambio climático no es una cuestión que se asocia al vehículo eléctrico”.

En este sentido, sostiene que será clave ajustar la narrativa para el desarrollo de este sector que representa un gran porcentaje de las emisiones de carbono y dependerá exclusivamente de la decisión individual de los consumidores.

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