“Mañana es un día para encuadrar en esta nueva historia del mercado eléctrico y su nuevo mecanismo. A pesar de que llevábamos unos días donde el mecanismo del tope parecía funcionar claramente, mañana domingo se dan dos claves”, publicó el sábado pasado en su cuenta de Linkedin Carlos Martin Graña, responsable de Operaciones en ENERJOIN.

Allí el especialista indicaba que, para ese día, la casación del mercado se fijó en 138,62 €/MWh pero el mecanismo de ajuste alcanzó un precio mayor, de 151,17 €/MWh de compensación del gas. “Llegó el día en que se paga más por compensar ciclos que por la energía de este nuevo mercado”, resumía en su post.

En diálogo con Energía Estratégica España, Graña advierte que “este comportamiento va a ser bastante habitual mientras no baje el precio del gas”, y que, por ende, la Excepción Ibérica sólo alcanzará su objetivo una vez que se reduzca el consumo eléctrico y que haya mayor generación renovable.

“Si no hubiera habido el tope, ayer (por el domingo) en lugar de 290 el precio hubiera sido de 310 o 315 (€/MWh); hay un ahorro, pero es pequeño para los consumidores”, compara, en resumen, el especialista.

En esa línea, indica que esta situación, lejos de generar una real baja en los precios al consumidor, sólo provoca un valor techo de casación de 150 €/MWh para los generadores no termoeléctricos a gas, que afecta sobre el ingreso de las nucleares, las de cogeneración, las hidráulicas y las renovables.

“El mercado está casando precios entre 120 a 150 euros en ciertas horas del día, y por momentos se paga por el mecanismo de ajuste del gas valores que a veces superan los 200 €/MWh”, señala Graña. Esa diferencia se da por la compensación entre la diferencia del precio real del gas y los 40 €/MWh de la intervención. Por ende, mientras más alto sea el precio del gas mayor será el mecanismo de ajuste.

Atomización del mercado

El experto de ENERJOIN explica que este mecanismo de ajuste del precio del gas lo deberán pagar no sólo los participantes del Pool, sino todos aquellos contratos de precios fijos firmados desde el 26 de abril.

Es decir que todos los nuevos contratos de energía deben empezar a contemplar estos costos variables de ajuste.

“Esto provoca que sea imposible hacer previsiones de costes para las empresas. Hay mucha desinformación porque nadie puede garantizar el precio y esto es un problema a la hora de calcular tarifas”, que es un coste vital para la actividad, advierte Graña.

Y explica que, en este marco, las grandes empresas (sobre todo las incumbentes) están ofreciendo contratos a precios bajos, en torno a los 120 €/MWh -a los cuales luego habrá que sumarle el mecanismo de ajuste-, “captando mucho mercado, con lo cual esto acabará perjudicando a los generadores independientes”, indica el especialista.

Y en consecuencia, alarma: “Es muy probable que, al cabo de un año, España, que ya era un mercado atomizado, con todos los problemas financieros que hay ahora mismo, las comercializadoras independientes se verán absorbidas por terceras y muchas irán quebrando”.

“De las comercializadoras que había operativas el año pasado es muy fácil que menos del 50% acaben este año”, remata el experto.

Europa por las nubes

Un concepto que remarca Graña tiene que ver con que, a partir de septiembre, ante un menor consumo y un repunte de la generación eólica, el tope al gas tendrá sentido en España.

¿La Excepción Ibérica debiera extenderse al resto del continente? “Algo hay que hacer, pero una medida como la que ha hecho España genera poca diferencia, porque ahorrarte 30, 40 o 50 €/MWh cuando pagas 900 te da casi igual. Se deberían plantear fondos para subsidiar a Europa con un mecanismo similar. Lo cierto es que, si no se hace nada, esto podría ser el fin de Europa a nivel de potencia económica”, advierte el especialista.

“Ahora mismo, los futuros de Francia para el Q4 de este año (octubre, noviembre y diciembre) están en 920 €/MWh. Europa debe hacer algo, porque sería inviable para la economía que, sumado a los temas de recesión que se vienen por la inflación y suba de materias primas, al final es una destrucción de la demanda en toda regla”, cierra el especialista de ENERJOIN.