Durante el 2023, el precio promedio de la energía eléctrica en el mercado marginalista se mantuvo en unos 70 €/MWh. Sin embargo, esta cifra ha suscitado preocupación en el sector de las energías renovables, debido a una tendencia a la baja que insta a revisar los planes de inversión. 

Según las previsiones de los analistas, para el 2024 se espera que el valor medio de la energía ronde los 60 €/MWh. 

Aunque esta cifra es menor, el margen que perciben las tecnologías renovables frente a un costo de entre 25 y 35 €/MWh aún garantiza la rentabilidad de los proyectos.

Francisco Valverde, asesor independiente para el desarrollo de renovables, observa que España y Portugal se han convertido en los «nuevos extraterrestres» debido a sus precios bajos, tal como lo eran los países nórdicos anteriormente. 

Sin embargo, a pesar del aparente éxito de las energías renovables en el mercado, advierte que persisten desafíos como la concentración de poder en pocas empresas, lo que dificulta la competencia enfatizando: “Muy pocas empresas, que tienen patas en todas las partes del sistema”. 

Esta particularidad se manifiesta principalmente en las tecnologías tradicionales como la hidráulica y los ciclos combinados; y, aunque para el consultor esto sí puede influir en la fijación de precios en el mercado diario, de acuerdo al interés de los grandes players, no afecta directamente a las renovables.

“La eólica y solar son las que han roto un poco la regla del juego, ya que el coste de invertir en este tipo de proyectos no es tan alto como otro tipo de generación, con lo cual hay más actores jugando”, declara. 

¿Cómo afecta la caída del precio a las inversiones?

Tal como sugieren los expertos, en este contexto, es esencial mantener una visión a largo plazo, dado que la volatilidad en el corto plazo es alta y es durante la primavera donde se corre mayor riesgo de canibalización, ya que es la época del año con menor demanda, normalmente la producción eólica es alta y la fotovoltaica ya empieza a crecer.

En este sentido, Valverde coincide: “Aunque pueden haber fluctuaciones en el corto plazo, el potencial de rentabilidad a largo plazo sigue siendo significativo, especialmente durante períodos de alta producción, como el verano”.

Respecto a la necesidad de aumentar la demanda, en diálogo con Energía Estratégica España, el profesional remarca que esto implica un esfuerzo considerable, ya que requiere que millones de personas o miles de empresas aumenten su gasto eléctrico, por lo que se requerirá años de espera.

Sin embargo, reconoce que la introducción de nuevas tecnologías, como el almacenamiento de energía, podría cambiar el panorama energético. 

Predice que será fundamental en los próximos años y espera que se instalen varios GW en el futuro cercano. 

Recientemente, a este medio, Ruben Parra, representante de Isotrol, aseguró que la compañía ya estaba trabajando en las últimas etapas de proyectos que acumularían más de 2 GW de potencia en baterías y que Red Eléctrica ya ha otorgado 6,5 GW entre BESS y bombeo reversible. 

“Esto podría mitigar los efectos de la canibalización en el mercado renovable al permitir una gestión más eficiente de la generación y la demanda de energía”, subraya Valverde.

¿Cuáles son los retos?

En particular, el asesor independiente sostiene que el Gobierno debe acelerar la normativa que de marco al desarrollo de proyectos de almacenamiento, de manera tal que tengan su protocolo de conexión y alternativas de rentabilidad. 

Destaca que “aunque hay un gran potencial para la instalación de baterías, aún falta normativa específica que regule cómo estas baterías pueden participar en los servicios de ajuste de Red Eléctrica”. 

Asimismo, añade que esta normativa debe habilitar a las baterías para participar en estos mercados y establecer los controles necesarios por parte de Red Eléctrica. 

Otra de las herramientas propuestas es la utilización de subastas que prioricen a los proyectos que incluyan almacenamiento, a la espera del mercado de capacidad. 

Cabe recordar que el ejecutivo ya ha enviado a Bruselas la documentación requerida para ponerlo en marcha a mediados de 2024, como lo anunció anteriormente la Secretaria de Estado de Energía en funciones, Sara Aegesen.

No obstante, desde el sector esperan que no se cumpla en el plazo esperado, sino que su implementación se demore meses.