La semana pasada el Parlamento Europeo aprobó la revisión de la Directiva de Energías Renovables III (RED por sus siglas en inglés), dentro de la cual se eleva la meta de participación para las energías renovables en el consumo de energía en Europa para el 2030, subiendo hasta los 42,5%.
Asimismo, esta modificación de la directiva designa a las energías renovables como de interés público superior, agilizando los procesos de aprobación nacionales de los proyectos.
En este sentido, los gobiernos de cada país tendrán un plazo máximo de 12 meses para resolver los expedientes de las instalaciones que se encuentren en “zonas de acceso de energías renovables”, y 24 meses para los emprendimientos que no estén ubicados en una.
En diálogo con Energía Estratégica España, el Doctor ingeniero de minas, experto en minería y energía, Felipe Gónzalez Coto, e Iñigo Arraiza Rivero, Director Ejecutivo Senior y Consejero Delegado en SILVAM Energética, hacen una valoración de lo aprobado por el órgano continental.
¿Qué opinan del aumento en la participación de las renovables en el consumo final de la energía a 2030?
“Aún pendiente de la aprobación por el Consejo Europeo, creo que es una revisión necesaria si queremos avanzar hacia la neutralidad climática, mayor independencia energética y reducción de CO2”, destaca González Coto.
Asimismo, comenta que esta medida “no puede caminar sola”, sino que debe ir acompañada de una forma del mercado eléctrico y de la implementación de políticas económicas incentivadoras ágiles.
Por su parte, Arraiza Rivero hace una valoración similar, haciendo hincapié en una acompañamiento para este crecimiento de las renovables, pero direccionado hacia el almacenamiento energético.
“No podemos permitirnos curtailments que en algunos casos alcanzan un 17% en 2023. En todo caso, es imperativo acelerar en la electrificación del consumo fundamentalmente industrial”, señala el directivo.
¿Qué rol podría jugar España en este sentido?
El Director Ejecutivo Senior y Consejero Delegado en SILVAM Energética comenta que España posee unas “excelentes condiciones en términos de recursos”, tanto para la generación eólica, fotovoltaica y biomasa.
“España debería jugar un papel de atracción de industria ya que nuestras capacidades de interconexión son muy limitadas y es mejor para el país la generación de empleo en el sector industrial”, remarca el ejecutivo.
Mientras qué, el Doctor ingeniero de minas, experto en minería y energía recalca que el país tiene una “fuerte industria manufacturera”, con muchas empresas especializadas en la producción de bienes de equipo de renovables, como aerogeneradores y otras tecnologías relacionadas.
“Por ello, el papel de España en este sector puede hacer que sea un país a la cabeza dentro de la Unión Europea, tanto en producción renovable como en fabricación de bienes de equipo asociados”, remarca el directivo.
¿Cómo reciben la noticia de la aceleración en los permisos de nuevas plantas de energías renovables y el plazo mínimo de 12 meses?
“Es francamente positivo, ya que es un cuello de botella muy importante, y que además puede determinar la no ejecución de muchas plantas”, comenta Arraiza Rivero.
Sin embargo, el ejecutivo destaca que cree que el plazo mínimo de 12 meses para conseguir una resolución podría ser aún más corto, tanto positiva como negativa, bajándolo a seis meses.
Por su parte, González Coto comenta: “Es una noticia muy esperada por muchos. La larga tramitación administrativa de estos proyectos, también los mineros, hace que muchas veces, el plan de negocio inicialmente plateado sufra modificaciones por la variación de condiciones de contorno durante la fase previa a la construcción, afectando a su rentabilidad final o que finalmente sus promotores desistan”
Asimismo, subraya que la agilización de estos procesos es “una señal clara para los inversores en este sector”, reduciendo incertidumbres y mejorando la factibilidad de un proyecto.
“Es una apuesta decidida de la Unión Europea, dentro del Pacto Verde Europeo y plan REpowerEU, por un sector que debe ser tractor para el empleo y crecimiento económico, tras las consecuencias de la pandemia sufrida y las derivadas geopolíticas de la guerra de Ucrania”, indica el directivo.
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