El jueves de la semana pasada, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha aseguró el inicio de un acuerdo con su par francés, Emmanuel Macron, y portugués, Antonio Costa, para dejar de lado el proyecto de gasoducto MidCat y desarrollar un “nuevo corredor de energía”, denominado BarMar.

La intención de este proyecto es interconectar la Península Ibérica con el resto de la Unión Europea a través de un conducto de exportación de hidrógeno renovable (además de otros gases renovables o gas natural) que ligue a Barcelona con Marsella.

Esta novedad está despertando grandes ilusiones en la industria. ¿Qué tan factible es este proyecto? De avanzar, ¿qué oportunidades se le abren a España? Para conversar a fondo sobre estos ejes, Energía Estratégica España entrevista a Javier Brey,presidente de la Asociación española del Hidrógeno (Ae2H).

¿Qué resaltar del BarMar? ¿Marcaría un antes y un después en la industria del hidrógeno?

Lo importante es el anuncio. Este nuevo ducto se diseña y se construye para poder transportar hidrógeno renovable. Excepcionalmente y al principio, podrá transportar gas natural u otros gases renovables, pero su objetivo principal es mover hidrógeno.

Esto encaja con lo que pedían los franceses, sobre la inversión de un ducto que podrá construirse en 4, 5 o 6 años que sirva para el futuro.

Además, está alineado con los intereses europeos. Con el lanzamiento del REPowerEU, la Comisión anunció que impulsará proyectos de hidrógeno, con lo cual ya sabemos que estará mejor visto por Europa.

En tercer lugar, se destaca el interés portugués, ya que ahora Portugal puede convertirse en un exportador de hidrógeno al resto del continente.

Pero también este ducto podrá mover productos provenientes de Latinoamérica, con quien estamos firmando muchos acuerdos bilaterales o, incluso, del mediterráneo de países como Marruecos o Egipto.

Es decir que tendría apoyo político… ¿pero es viable desde el punto de vista técnico y financiero?

A la hora de valorar económicamente el proyecto, es necesario que nos den los detalles el 9 de diciembre -durante la Cumbre de Líderes del Sur de Europa (Med9) en Alicante, donde los jefes de Estado seguirán conversando sobre el tema y se tomarían más determinaciones-.

Desde el punto de vista técnico, es perfectamente factible. Ya hay en el mundo unos 4.000 Km de tuberías de hidrógeno, unos 1500 Km en EEUU y unos 2500 en Europa.

Algunas de estas tuberías se arrancaron hace 80 años y siguen funcionando, es decir que se conoce la tecnología y los actuales materiales que se emplean como los polímeros reforzados con fibra son perfectamente fiables a la hora de construir un ducto de estas características.

Pero esto no le quita importancia pionera al proyecto: Es la primera vez que se hace bajo el agua, que se unen varios países para comerciar con hidrógeno renovable y es la primera vez que se hace con estos volúmenes de gas transportados, por lo cual sí que es pionero en muchos sentidos.

¿La conformación de un Banco Europeo del Hidrógeno de 3.000 millones de euros de inversión podría llegar como un instrumento capaz de apoyar esta iniciativa?

Para que despegue la economía del hidrógeno hacen falta tres pilares fundamentales. Por un lado la infraestructura. Necesitamos ser capaces de moverlo y comerciar con él, producirlo, almacenarlo, transportarlo y usarlo.

Por otra parte, una regulación armonizada sobre qué es el hidrógeno renovable, cuándo va a tener esa etiqueta, cómo podemos transportarlo, usarlo y comerciar con esa etiqueta.

Esto es vital de cara a que exista un comercio internacional de hidrógeno.

La tercera pata fundamental es ayudar económicamente al cambio de paradigma energético para ahorrar dinero en el futuro.

No estoy hablando de subvencionar, ya que hoy en día la tecnología basada en hidrógeno ya es más barata que una basada en combustibles fósiles.

Con este espíritu nace el Banco Europeo del Hidrógeno, dotado con 3.000 millones de euros, presentado por la presidente de la Comisión Europea hace aproximadamente un mes, con el objetivo de impulsar el comercio de hidrógeno renovable.

Se habla de que uno de los mecanismos que va a poner en marcha es la financiación de la diferencia de precio que hay entre el hidrógeno fósil y el renovable.

De cualquier manera, todavía se está por definir. Se sabe que se ha delegado en el Banco Europeo de Inversiones que empiece a trabajar en la elaboración del funcionamiento de este banco y que esta semana que es la Semana Europea del Hidrógeno – 24 al 28 de octubre- y se van a realizar grandes anuncios desde Bruselas relacionados con la regulación y con este Banco del Hidrógeno.

Habría dos patas de financiación: Una es el apoyo a la infraestructura que podría dar Europa pero otra es el apoyo que el Banco Europeo del Hidrógeno podría dar a la utilización del mismo.

¿Cuál será el esfuerzo que deberá hacer la industria española y las Comunidades Autónomas (CCAA) para esta iniciativa?

Si miramos la distribución de proyectos de hidrógeno que ahora mismo tenemos en España, vemos que están distribuidos por toda la geografía, tanto por la Península, como por las islas.

Con lo cual hay un respaldo de las CCAA a la migración de la economía del hidrógeno.

Va a ser una gran oportunidad y las empresas españolas van a estar preparadas. Cuando conozcamos los detalles del proyecto podremos ver en qué participan.

Aún queda mucho por definir, ya que solo contamos con esa nota de prensa pero lo que sí es definitivo es que la industria española cubre toda la cadena de valor del hidrógeno.

La Asociación española del Hidrógeno, fundada hace 20 años, cuenta con 400 miembros dedicados a la parte de producción, a la parte de transporte, compresión, medida, catalizadores, almacenamiento, sistemas de utilización de hidrógeno y tenemos empresas que hacen servicios, ingeniería, formación, asesoría, normalización.

Creo que es una gran oportunidad para que las empresas españolas trabajen en este proyecto. Evidentemente habrá más. Pero este es un proyecto de envergadura que une los dos países a lo largo de 300 Km.

¿España será la Argelia o Noruega (en referencia a la producción de hidrocarburos) de esta nueva etapa del hidrógeno considerando las potencialidades comparativas con el resto de Europa?

Definitivamente.

Está comprobado que España tiene recurso solar y eólico en cantidad y calidad suficiente como para autoabastecerse de hidrógeno renovable y además para exportar a precios competitivos al norte de Europa.

Se habla de que el precio del Kg de hidrógeno renovable producido en España va a estar entre 1 y 2 €/Kg para el año 2030, según la Agencia Internacional de la Energía.

Tenemos esa capacidad pero eso no va a evitar que Europa tenga que importar hidrógeno.

En un momento España y Portugal no podrán abastecer toda la demanda del norte por lo que será necesario importar de otros países.

El REPowerEU plantea que en 2030 estemos produciendo en Europa 10 millones de hidrógeno verde al año y estemos importando otras 10 millones de toneladas.

Sin embargo, esto es mejor que una importación de combustibles fósiles. Porque el hidrógeno se puede producir en cualquier país y por eso el comercio será mucho más justo y variado.

Destaco los acuerdos entre países europeos y países latinoamericanos que ven como tendrán una gran oportunidad en este mercado a la hora de aumentar sus exportaciones.

Con lo cual, Europa va a importar hidrógeno, España lo va a exportar.

España tiene tres grandes oportunidades: por un lado, producir hidrógeno para autoabastecerse y para exportar; la segunda, es como centro distribuidor gasístico del hidrógeno; y la tercera es tecnológica e industrial.