Bilbao vuelve a acoger durante los días 20 a 22 de marzo el WindEurope, reuniendo a más de 12 mil actores de toda Europa, incluidos los CEOs de grandes empresas y autoridades de los Gobiernos de la región.

En diálogo con Energía Estratégica España, Kiko Maza, CEO WeMake consultores y experto en renovables indica que «el principio de la recuperación de los fabricantes ilusiona al igual que el futuro del offshore en España» y eso se vio reflejado en los diferentes paneles del evento.

Asimismo, el referente indica que las principales preocupaciones que se han reafirmado están vinculadas a la debilidad de la cadena de suministro europea, la dificultad para cumplir los objetivos a nivel europeo y la urgencia por acelerar los proyectos.

En este sentido, Ribera ha expresado: “Estamos ante un panorama con nuevos competidores en un contexto geopolítico en que nuevas potencias hacen una apuesta parecida a la europea y la española, que nos lleva a defender y subrayar la importancia de la industria eólica en nuestro continente y en nuestro país”.

Durante la apertura del evento la Ministra firmó la Carta Eólica Europea, la cual aborda el compromiso de la Unión Europea de alcanzar al menos el 42,5% de energía renovable para 2030, con miras al 45%.

España, junto con otros 25 Estados Miembros y el sector eólico europeo, se comprometen a una cadena de valor eólica resiliente, sostenible y competitiva.

El documento identifica palancas clave para la transición energética, incluyendo la coordinación entre actores, marcos regulatorios, competitividad industrial y crecimiento del empleo. Se establecen seis líneas de acción, como la visibilidad de la demanda, mejoras en subastas de energía renovable, reducción de la volatilidad del sector y refuerzo de capacidades de fabricación.

Se busca la excelencia tecnológica e industrial, la seguridad energética europea y la contribución a un entorno internacional justo y competitivo. Además, se enfatiza en programas de impulso, formación y participación en comités de normalización para fortalecer el sector eólico y mantener el empleo.

“Son años extraordinariamente intensos, las cosas pasan muy deprisa, pero, para que pasen muy deprisa y bien, son fundamentales avances como este”, ha señalado Ribera.

Por su parte, José Luis Blanco, presidente de WindEurope, hizo hincapié en que el principal cuello de botella para el sector eólico es el “permitting” y por eso pide a los gobiernos europeos que aceleren los permisos para la puesta en marcha de proyectos eólicos y de esta forma se pueda cumplir con los objetivos que se han marcado para el sector y que supondrán duplicar la potencia eólica instalada.

Resultados del Informe Rystad Energy y WindEurope – Nuestro viento, nuestro valor

En la primera jornada del evento WindEurope Bilbao 2024, también se presentaron los resultados del informe «Nuestro viento, nuestro valor», elaborado por Rystad Energy en colaboración con WindEurope.

Este se centra en la importancia de los objetivos de generación de energía eólica para diversos aspectos fundamentales en Europa.

Analiza el impacto económico y energético de las importaciones de combustibles fósiles, las cuales indica que aumentaron de alrededor de 12-13 mil millones de euros 2019-2020 a un máximo de más de 80 mil millones de euros en 2022. El ahorro económico anual promedio se situó en alrededor de 39 mil millones de euros.

Además, se proyecta un gasto adicional para 2024, lo que subraya la necesidad de considerar alternativas energéticas sostenibles.

Sin embargo, la evitación de importaciones de combustibles fósiles se estima en aproximadamente €76 mil millones por año en el escenario alto, descendiendo a €63 mil millones por año en el escenario bajo.

En contraste, la energía eólica emerge como un actor clave en la economía europea, con un impacto positivo en el PIB y un aumento proyectado en la contribución directa al mismo.

Se resalta el potencial de la energía eólica para generar un crecimiento económico significativo, especialmente en los sectores de fabricación y servicios.

El informe también examina la evolución de los precios de las emisiones de CO2, que han experimentado un aumento sustancial en los últimos años. Esto respalda el valor económico de las emisiones evitadas por la energía eólica, que se estima en miles de millones de euros anuales.